¿Por qué se comen torrijas en Cuaresma? La historia de este tradicional dulce

Las torrijas forman parte de la repostería española desde hace siglos y se toman, especialmente, durante la Vigilia

Conciertos gratis en el Palacio de San Telmo desde este viernes: así puedes adquirir tus entradas

Torrijas de vino al estilo de la abuela
Torrijas de vino al estilo de la abuela

No hay dulce más popular durante la Cuaresma que las torrijas, al menos en Andalucía. Este periodo, que dio comienzo el pasado 5 de marzo (Miércoles de Ceniza) y que se prolongará durante 40 días, hasta el 17 de abril (Jueves Santo), se caracteriza porque durante los viernes de cada semana aquellas personas que sigan la tradición cristiana dejarán de comer carne. De ahí que en muchos establecimiento hosteleros se sustituyan sus platos más típicos por otros que lleven verdura o pescado, como sucede con las conocidas croquetas de jamón de Casa Ricardo, que esos días se hacen de bacalao.

Pero, en lo que a dulces se refiere, ¿qué es lo que ha dado lugar a que las torrijas se conviertan en la preparación con azúcar más popular de esta época del año? El motivo tiene que ver con una tradición que lleva vigente desde hace siglos y que ha perdurado hasta nuestros días, pero para explicarla debe aclararse que existen diferentes maneras de hacer las torrijas y que en Andalucía se dan, esencialmente, las elaboradas con vino y miel y las que, por el contrario, se hacen con leche y azúcar. Aunque la primera es más común en la zona de Sevilla, lo cierto es que el origen de este postre guarda más relación con la segunda de las recetas.

https://static.grupojoly.com/clip/c3c00da9-39b5-41bd-877f-142344ae235a_16-9-aspect-ratio_1600w_0.webp

Receta de torrijas
Receta de torrijas

Su historia

Son algunas fuentes las que sitúan en origen de las torrijas en un dulce similar propio de la época romana. Esta referencia se puede encontrar en un recetario del siglo I llamado De re coquinaria, obra atribuida al gastrónomo romano Marco Gavio Apicio. En esta obra se hacía mención a una receta que consistía en una rebanada de pan que se mojaba en leche y a la que hacían alusión con el término aliter dulcia, que traducido del latín sería «otro plato dulce», por lo que no tenía ningún nombre concreto.

A partir de la Edad Media este dulce se vería no solo en España sino en otros lugares de Europa, aunque con variaciones. La primera noción que se tiene de su existencia en nuestro país aparece en un villancico en el año 1496, ya a finales de este periodo. Se trataba de un plato que se preparaba para dar a las mujeres que acaban de dar a luz. Se cree que se las incitaba a comerlo porque su preparación era fácil y poco costosa y daba ese aporte que las ayudaba a recuperar la energía tras el parto.

A partir de ahí esta preparación aparece en otros recetarios como El Libro de Cozina (1607) de Domingo Hernández de Maceras, o en la obra Arte de cozina, pastelería, vizcochería y conservería (1611) de Francisco Martínez Montiño, cocinero de palacio de Felipe III. Es en este libro donde, precisamente, aparece la primera receta de la torrija tal y como se conoce en la actualidad. También hace mención a ella Lope de Vega en sus obras.

Su relación con la Cuaresma

En el siglo XX era común pedir torrijas en ciudades como Madrid, donde se servían junto a un vaso de vino. Su receta queda incluidas en libros como ¿Quiere usted comer bien? (1949), de Carmen de Burgos o el recetario Vigilia reservada (1913), de Manuel María Puga y Parda.

Una bandeja de torrijas de la confitería Los Ángeles
Una bandeja de torrijas de la confitería Los Ángeles

Ya en este último se observa su relación con los tiempos de Cuaresma, donde es posible que se empezaran a popularizar porque aportan energía, como sustituto de la carne, o porque permitía aprovechar el pan duro que sobraba en las casas y que se empleaba para llenar el estómago en sustitución también de la carne. Lo cierto es que no hay una respuesta clara que explique por qué se comen estos dulces durante la Vigilia pero lo cierto es que, al menos desde hace más de un siglo, esta tradición se ha mantenido en España.

En Sevilla existen multitud de sitios en los que es posible comer este dulce que, con el paso de los años, ha ido añadiendo nuevos ingredientes y sabores, lo que lo han convertido en un dulce con muchas posibilidades. Las de Manu Jara, las de La Panocha, Confitería Reyes o las de La Campana son solo algunas de ellas, pero lo cierto es que durante estas fechas la ciudad entera ofrece este tipo de comida dulce que, se prepare como se prepare, no deja indiferente a nadie.

stats