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Un paseo de blanco por Sevilla (62-97)

  • El Cajasol pierde contra un Madrid que manejó el choque a su gusto y resolvió andando tras los mejores minutos locales. La abultada derrota no debe hacer mella en el ánimo de los de Aíto, pues su guerra es otra.

La magia no puede durar eternamente, pero fue bonito que se pasase por un San Pablo lleno unos minutos. Los justos para que el Cajasol pusiese contra las cuerdas por un momento al mejor equipo de Europa en la actualidad, el Madrid, aunque, como en los mejores sueños, despertarse supone darte de bruces con la realidad. La magia cajista dio paso a un paseo militar blanco, lo esperado, ya que hay que entender que la guerra del cuadro de Aíto García Reneses es otra. Los de Pablo Laso están a otro nivel y, ahora, como si de golf se tratase, superado el primero de los dos hándicaps que hay que pasar en este campeonato que es enfrentarse a este Madrid, el cuadro sevillano vuelve a su liga.

Dolió eso sí, lo abultada de la derrota y ver por momentos cómo el Madrid arrollaba el alma y el corazón de los cajistas sin demasiado esfuerzo. No por esperado escuece menos, sobre todo por la trayectoria ascendente de los sevillanos, a los que no debe pasarle factura la abultada derrota por 62-97.

Quizá por los nervios de ver San Pablo lleno, quizá por el nivel del rival o, sencillamente porque las cosas no salían, el Cajasol encajó un preocupante parcial de 2-14 en apenas tres minutos medios. Ya no por el resultado en sí, sino porque no había ni rastro de la defensa en la que se habían cimentado los anteriores triunfos. Por dentro, el visitante Mejri aprovechaba sus 2,17 metros para hacerse fuerte en el ataque blanco y entre Llull (3/4 en el primer cuarto) y Rudy Fernández, por fuera, martilleaban el aro cajista hasta llevar la renta a un 4-24 que encendía todas las alarmas con sólo seis minutos disputados.

Los cambios sentaron mejor al conjunto de Aíto -que comprendió que debía jugar sin presión porque había más que ganar que perder- que al Madrid, y comenzó a verse, por un momento al menos, el partido que muchos en las gradas habían soñado. Un Cajasol eléctrico en ataque y que mordía en defensa. Por fin se quitó el complejo de inferioridad con que uno sale para enfrentarse a una batería de estrellas y se vio al equipo que barrió al Baskonia y dio la campanada en Zaragoza y Gran Canaria. Franch le dio más ritmo al ataque sevillano y Mata vio cómo se agrandaba el aro. Un 12-3 dejó el marcador en 16-27 al final del primer acto con una espectacular acción del base. Llovía menos, pero para tener alguna opción ante este Madrid hay que jugar al 200% y eso es imposible más allá de un puñado de minutos.

El acelerón se alargó un poco más gracias al descaro de Porzingis, quien no tembló para machacar dos veces en la cara de un tal Bourousis. Un alley oop de Franch y Satoransky hizo saltar a San Pablo de emoción al ver que el Cajasol se comía al Madrid poniendo el 26-29, pero la magia se acabó. El equipo de Pablo Laso no es el mejor de Europa en la actualidad por nada. Plagado de internacionales, campeones de Europa y del mundo, no necesita jugar bien para ganar. Ni siquiera para arrasar. Los zarpazos del pívot griego en la pintura, la explosividad de Carroll y la dirección de Sergio Rodríguez dejaron en un visto y no visto otra vez casi resuelto el encuentro, llegando al descanso con una cómoda renta (33-50). Y es que hay momentos que la experiencia sí que es un grado y el joven conjunto de Aíto no hacía más que chocarse contra unos jugadores que, en cuanto Laso los llamó a filas desde el banquillo, entendieron que a poco que se relajasen, este Cajasol podía hacerles sudar mucho.

A vuelta de los vestuarios los locales intentaron jugar con mayor ritmo, pero entendieron mal el concepto y el choque se convirtió en un correcalles del que salió beneficiado un Madrid al que le cuesta poco anotar. Sin defensa estás perdido ante el potencial de los blancos, cuya hambre y competitividad no se acaba ni venciendo de 20 puntos. Entonces, quieren ganar de 30. Así se entiende que a Laso se lo llevase el demonio protestando tras un dos más uno de Satoransky con el encuentro liquidado. Y eso que la de los colegiados, cuando hay un grande enfrente, es una batalla perdida. Sin intervenir en el resultado, te van quitando poquito a poco hasta hacerte peor de lo que eres.

No hubo partido ya en el último cuarto, aunque la afición no dejó de animar en ningún momento. Un regalo para los cajistas, ovacionados al final, para hacer más llevadera la derrota. Ahora lo importante es pensar ya en el UCAM Murcia y que la magia que pasó por San Pablo se deje caer por más tiempo.

Ficha técnica:

62 - Cajasol (16+17+11+18): Satoransky (13), Bamforth (2), Mata (5), Williams (7), Willy Hernangómez (-) -cinco inicial-, Radicevic (2), Porzingis (13), Burjanadze (-), Josep Franch (4), Balvin (6) y Joan Sastre (10).

97 - Real Madrid (27+23+27+20): Llull (15), Rudy Fernández (13), Darden (6), Mirotic (13), Mejri (9) -cinco inicial-, Draper (-), Felipe Reyes (8), Daniel Díez (-), Sergio Rodríguez (9), Carroll (14), Bourousis (5) y Slaughter (5).

Árbitros: Hierrezuelo, Sánchez Monserrat y Martínez Díez. Sin eliminados por cinco faltas personales.

Incidencias: Partido de la octava jornada de la Liga Endesa, disputado en el Palacio de los Deportes San Pablo ante unos 7.500 espectadores que llenaron el recinto.

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