El onubense Juan Cobos Wilkins ha pasado 11 años, los mismos que llevaba sin publicar poesía, depurando versos "hasta el desasosiego", palabras trabajadas, dice, con "profundidad, magia y misterio". El resultado ve ahora la luz en la colección Vandalia, de la Fundación José Manuel Lara, y lleva por título Biografía impura porque "el libro está lleno de vida y la vida salpica con la materia de la que estamos hechos, que además de la de los sueños es el barro, la carne, el asombro".

"Aquí las cosas no son sólo verosímiles; me ha parecido también verdad lo que contaba", dice el escritor, también autor de novelas, por las que es de hecho más conocido. Suya es por ejemplo El corazón de la tierra, un long-seller publicado en 2001 que Antonio Cuadri adaptó al cine hace un par de años. "Pero lo que el autor quiere escribir, a su vez, desea ser escrito de una forma determinada, en su adecuado molde, en su género", afirma Cobos Wilkins. Y ahora tocaba un libro íntimo, lírico pero también narrativo, donde conviven "lo sencillo con lo culto", y en el que el autor se detiene emocionado a observar el rompecabezas de su vida.

Jacobo Cortines, director de la colección Vandalia, que cuenta ya con 36 volúmenes, está convencido de que esta década larga de espera "ha merecido la pena". "Es un libro magnífico y fronterizo, muy bien estructurado, emotivo y muy existencial", dice el poeta sevillano sobre Biografía impura, una serie de poemas en los que la muerte, la conciencia de su sombra inevitable, nunca deja de estar presente de una manera u otra. "Cuanto más hermosa es tu música más me acercas la muerte", puede leerse no en vano en Un poeta ejecuta el salto del ángel. Estos otros versos -"Partir solo,/ llegar solo./ Y en el trayecto nadie./ Eso ha sido tu vida./ Pero siempre/ con una flor abierta en la solapa"- abren un libro en el que la idea de metamorfosis y las referencias a Ovidio son fundamentales, y que según Cortines se inscribe en la "tradición inglesa de T. S. Eliot" y, algo más remotamente, en el simbolismo francés.

El niño ("el asombro, la soledad, el juego, el examen, el dolor, los primeros deberes"), el adolescente ("un mundo cotidiano de gusanos de seda" y "metáforas extraordinarias"), el joven ("el ser ya consciente del don de la narración, el camino de perfección") y el poeta (cuyas primeras tareas son sendos retratos de su madre leyendo y de su padre hablando de música); son las fases cronológicas en que se divide este libro que "emocionó" a Arcángel, onubense como el autor, y de ahí saldrá el próximo disco del cantaor, que tratará, explica, de "mantener vivo el espíritu" tanto de la poesía de su amigo como del flamenco que a él le gusta.

Será un paso crucial para Arcángel, uno de los jóvenes intérpretes de flamenco más talentosos y conocidos, ahora inmerso en su propia "metamorfosis" y empeñado en librarse de la "tela de araña del purismo" para "no tener que convencer a nadie", ni siquiera -añade- a sí mismo. El disco tiene ya título, aunque prefiere no desvelarlo, e incluirá algunos poemas de este libro (Un poeta no debe en primavera, Un poeta escucha a su padre, Un joven pasea en automóvil, Un niño y por primera vez la muerte), aparte de otros de volúmenes anteriores y versos que Cobos Wilkins ha escrito ex profeso para el cantaor.

"Los aciertos y los errores serán sólo míos", dice Arcángel, "muy comprometido" con este proyecto, que prevé editar a comienzos del año próximo. El flamenco será en él "el hilo argumental", pues no quiere "encajonar en un palo" los versos del escritor. "Todo en la vida es una cadencia, un ritmo", dice, y eso es lo que tratará de dar con su música a la poesía del autor, que a su vez celebra que el cantaor se atreva a "asumir riesgos" en el que será su "disco de madurez".