SON contadas las ciudades en las que personas muy diferentes entre sí podemos sentirnos identificados con toda o parte de su poliédrica idiosincrasia. Londres, Nueva York, Berlín, París, si acaso Roma, y pocas más. Desde la experiencia de vida en Sevilla, creo que Londres es la que mejor aglutina las expectativas de todas las Sevillas. La que admira lo british o se pirra por lo underground. La que añora un cierto sentido victoriano del orden social o la que admira la vitalidad y convivencia en sus barrios más mestizos. La de Harrods o la de Notting Hill. Todas las Sevillas van a reconfigurar su disco duro menta, en lo que tiene Londres de referente, a tenor del cambio que va a vivir desde hoy día 30: implanta el sistema de alquiler de bicicletas.

Su formidable sistema de transporte, con los eficacísimos autobuses y la red de metro más extensa del mundo, explica por qué han restringido tanto el tráfico de coches privados por el centro de la metrópoli para evitar su colapso. Tendencia que refuerzan con la implantación de 6.000 bicicletas de alquiler y 400 puntos de atraque en el centro. El Barclays Cycle Hire se llama. Ya podría animarse el sistema financiero andaluz para patrocinar de esa manera Sevici.

La Sevilla que envidia a los conservadores británicos considera que los carriles bici y las bicicletas de alquiler son un incordio de Izquierda Unida metido con calzador en la trama urbana de Sevilla. Pues se las van a encontrar en Kensington o en Covent Garden, y quien las implanta es Boris Johnson, alcalde de Londres, del Partido Conservador, visto en multitud de ocasiones desplazándose en bici desde su casa hasta la alcaldía. Lo que no hacen ni Monteseirín ni Torrijos ni Zoido. Y Johnson ha contado con personas tan fashion como Elle Macpherson y Leonardo di Caprio para dar ejemplo de transitar en bici.

A ver si Zoido convence a Raquel Revuelta y a Fran Rivera Ordóñez para hacer proselitismo a pedales entre los grupos sociales que sólo consideran guay ir al volante.