Dos informes avalan que el torero conducía correctamente
Dos expertos sitúan la velocidad del Mercedes entre los 79 y 96 kilómetros por hora y no los 125 que fijó la Guardia Civil
El torero José María Ortega Cano circulaba correctamente y reaccionó "rápidamente" en el accidente del pasado 28 de mayo de 2011 en la carretera A-8002, en el que murió el vecino de Castilblanco de los Arroyo Carlos Parra Castillo, según dos informes periciales presentados por la defensa del diestro en el juzgado de Instrucción número 9 de Sevilla, que investiga el siniestro. A pesar de esa rápida reacción del torero, el impacto "no se pudo evitar", asegura uno de los informes, que señala que la invasión del carril contrario por parte de Ortega Cano se produjo por motivos que se desconocen.
Uno de los peritajes, elaborados por los ingenieros industriales de la Universidad de Zaragoza Juan José Alba y Alberto Iglesia, realiza un nuevo cálculo de las velocidades de los turismos implicados en el accidente y llega a la conclusión de que el Mercedes R-320 de Ortega Cano circulaba en los instantes previos a la colisión a una velocidad que oscila entre los 79 y 96 kilómetros por hora, una velocidad muy inferior a la que calculó el Equipo de Reconstrucción de Accidentes (ERAT) de la Guardia Civil, que estimó la velocidad del coche del matador en unos 125 kilómetros por hora. Según estos expertos, el coche de la víctima, Carlos Parra, circularía entre 32 y 40 kilómetros por hora, mientras que la Guardia Civil había calculado dicha velocidad en 50 kilómetros por hora.
Este peritaje, en el que los dos autores ha analizado el informe técnico del accidente, el informe pericial de la Guardia Civil, así como el parte de lesiones del torero y la autopsia de la víctima, concluye asimismo que existe una "gran discrepancia" en los resultados obtenidos en lo que se refiere a las "energías absorbidas en la deformación por ambos vehículos", y que son un 27% inferior para el Mercedes y un 35% para el Seat Altea de Carlos Parra.
El segundo informe pericial aportado por la defensa fue elaborado por el ingeniero técnico industrial Francisco Galadí Rey, quien se presentó motu proprio a la mañana siguiente del accidente, el 29 de mayo de 2011 y procedió a realizar una inspección ocular y un estudio del accidente, tomando además hasta 20 fotografías. Sobre la mecánica de comisión del accidente, este perito concluye que el vehículo de Ortega Cano se introdujo, por motivos desconocidos, en el carril por el que circulaba el Seat Altea, pero esa invasión fue "puntual e iba a resultar momentánea dado que existen claros indicios referentes a que el conductor de dicho vehículo, José Ortega Cano, reaccionó rápidamente y dirigió de nuevo a su vehículo hacia su carril de origen". Este perito dice que llega a este conocimiento gracias a unas "huellas de fricción lateral o derrape que marcaron los neumáticos de este vehículo sobre el asfalto y que describían de manera evidente la trayectoria a la que se hace alusión".
Este tipo de huellas se generan cuando un vehículo está siendo redirigido hacia su posición inicial, "gracias a una rápida reacción de su conductor", y se trata de huellas muy tenues que desaparecen del asfalto transcurridas pocas horas, pero en este caso hay constancia "clara y evidente" porque el estudio de campo se realizó a la mañana siguiente.
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