Una de las protestas más numerosas que se recuerdan en el ámbito universitario de Sevilla. Así puede recordarse la manifestación que protagonizaron este miércoles miles de estudiantes contra el decreto del Gobierno y la subida de las tasas universitarias. Ni el calor ni el hecho de que fuera un día festivo mermó la participación en este acto que se suma a los ya realizados dentro del paro académico convocado por el Consejo de Alumnos de la Universidad de Sevilla y el de la Pablo de Olavide desde la semana pasada.

Los convocantes cifraron la participación al término de la marcha en 10.000 estudiantes, mientras que la Delegación del Gobierno redujo este número a 3.500. Lo cierto es que la protesta tuvo bastante éxito si se tiene en cuenta la longitud de la marcha y el tiempo de paso, superior a un cuarto de hora. La manifestación, que se inició en la Puerta de Jerez y finalizó en las setas de la Encarnacion con la lectura de un manifiesto, transcurrió sin incidentes destacables y en un ambiente donde se coreaban a cada instante consignas contra las administraciones públicas, la clase política y los bancos.

La protesta partió pasadas las siete de la tarde de la Puerta de Jerez. Los primeros minutos estuvieron marcados por cierto desconcierto y desorganización sobre el itinerario que tomaría. Por la mañana, algunos de los alumnos participantes en la jornada de clases abiertas que se desarrollaban en los Jardines del Cristina aseguraron que la marcha concluiría en la sede de la Delegación provincial de Educación, en la Ronda del Tamarguillo. Por la tarde se desmentía esta información. La cabecera de la manifestación -en la que varios participantes portaban una gran pancarta con la leyenda: "¡No al decreto! Por la universidad pública"- se colocó en un primer momento en la confluencia entre la Puerta de Jerez y la Avenida de la Constitución, delante de la capilla de Santa María de Jesús, la que fuera en su día la primera sede universitaria de Sevilla.

Pocos minutos después se daba la vuelta y se giraba hasta la embocadura de Almirante Lobo. Fueron momentos de confusión. Por un lado, algunos alumnos explicaban que había existido un problema con el trámite de la autorización para celebrar la marcha, mientras que otros aseguraban que "todo estaba en regla". Los agentes de la Policía Nacional que velaban por la seguridad en la manifestación se limitaban a afirmar que su cometido era "evitar cualquier altercado".

Una vez que la cabecera echó a andar (en aquel momento los convocantes hablaban de 5.000 participantes) se supo que el itinerario a tomar sería Paseo de Colón -que se cortó en sentido Arjona casi una hora-, para tomar por Reyes Católicos, Plaza de la Magdalena, Rioja y desde allí, por Velázquez y Tetuán, hasta llegar a la Plaza Nueva. A la media hora de que se pusiera en marcha la protesta se cambió de nuevo su recorrido para terminar finalmente en el Metropol Parasol de la Encarnación, para lo que una vez llegado a Velázquez se tomaría por O'Donnell, la Campana y Laraña.

Pese a estos cambios, lo cierto es que todo transcurrió con normalidad. Los estudiantes no pararon de vitorear consignas en las más de dos horas que duró la protesta, un tiempo en el que las altas temperaturas no dieron tregua.