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Emprendedores universitarios

Inventado en Sevilla

  • La Universidad de Sevilla duplica el número de patentes generadas. Sus empresas de base tecnológica generan más de 30 millones de euros al año.

En plena época de recortes en la investigación, la Universidad de Sevilla vive un fenómeno paradójico: la espectacular subida de las patentes generadas por sus profesores. A la espera de que se cierre el presente año, los datos de 2011 son más que esperanzadores con un incremento del 43% con respecto a 2010.

¿Qué ha pasado? Según el director de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de la Hispalense, Ricardo Chacartegui, en este boom de las patentes universitarias confluyen dos factores: la concienciación del profesorado universitario de asumir las patentes como un modo de transferencia a la sociedad de los conocimientos generados en la institución, y la constatación de que éstas pueden ser rentables para sus bolsillos. Como se dice en el argot, las patentes "producen retornos económicos". Todavía se recuerda con euforia el día en que uno de los investigadores de referencia de la Universidad de Sevilla, Alfonso Gañán (un ingeniero especializado en física de fluidos y microfluidica), vendió en EEUU una patente generada por su laboratorio por la friolera de un millón de dólares. En este sentido hay que tener en cuenta que, aunque la titularidad de la patente recae sobre la institución, el investigador responsable del invento tiene derecho a participar en los beneficios (hasta un 50%) que generen la explotación o cesión de sus derechos.

En total, durante 2011, la Universidad de Sevilla produjo 97 registros de patentes en el sentido amplio de la palabra, de las que 50 correspondieron a patentes nacionales, 32 a solicitudes internacionales y 15 a programas de ordenador, informa la Hispalense. La mitad de estas patentes fueron el producto de investigaciones realizadas en exclusividad por miembros de la Universidad de Sevilla, mientras que la otra mitad es fruto de la colaboración de la Hispalense con otros universidades y organismos, especialmente el Servicio Andaluz de Salud (SAS) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Estos números colocan a la Universidad de Sevilla en un muy buen puesto en el ranking español de registros de inventos. En concreto, es la sexta entidad (tercera universidad) "con mayor número de patentes como primer solicitante, y la segunda, sólo superada por el CSIC, como solicitante en colaboración con otras entidades o instituciones"

Chacartegui hace hincapié en la estrecha relación que existe entre las llamadas empresas de base tecnológica de la Universidad de Sevilla y la generación de patentes. "La práctica totalidad de nuestras empresas de base tecnológica han surgido por una patente", apunta el director de la OTRI, quien también destaca la importancia de estas corporaciones en la economía sevillana: una facturación de 30 millones de euros al año y la generación de 250 puestos de trabajo de alta cualificación. "Estas empresas están demostrando una gran resistencia a la crisis económica. Su tasa de supervivencia es del 84%, mucho mayor que aquellas que no se basan en la cualificación tecnológica", explica.

Las patentes son más que necesarias para proteger una investigación y su deseable retorno económico en un mundo cada vez más globalizado y competitivo en materia tecnológica. "Además, patentar conlleva una serie de ventajas, como el refuerzo de las relaciones con otras instituciones o una sólida defensa ante posibles infracciones, impidiendo que terceros puedan hacer uso de la tecnología desarrollada". Es decir, que es la mejor forma de evitar plagios y el temido espionaje industrial.

Por eso, la Universidad de Sevilla, en su recién aprobado V Plan Propio de Investigación (2013-2016), dedica 100.000 euros anuales a la OTRI para que favorezca la generación de patentes y su comercialización. Un esfuerzo más que destacable en estos tiempos de asfixia económica universitaria.

Registrar una patente, tanto en los registros nacionales como internacionales, no es algo barato. Aunque las universidades no tienen que pagar ninguna tasa en la oficina nacional de patentes, lo cierto es que en la elaboración de la memoria que se exige (una pieza básica para proteger bien una idea) se invierte una media de 1.200 euros. Estos costes, si el proyecto es producto de la colaboración de una universidad con otra entidad que no está exenta de pagar la tarifa, pueden llegar a doblarse. "Algunas memorias especialmente complicadas han costado 12.000 euros", afirma Chacartegui.

Si la patente es internacional, el precio de la gestión asciende a 1.200 euros y el de la memoria, al igual que en la nacional, a otros 1.200 euros. Total, unos 2.400 euros de media. Los principales países en los que la Universidad de Sevilla registra patentes son, por este orden, EEUU, Europa y Japón. En concreto, la Hispalense es la segunda entidad española que más patentes ha generado durante 2011. "Gracias a este catálogo de patentes se consigue una mayor visibilidad de la marca Universidad de Sevilla en materia de investigación", se asegura desde la Hispalense.

Las perspectivas para el porvenir son buenas. "Hay futuras patentes en las que se está trabajando que ponen los pelos de punta, ya que puede suponer avances muy importante en el tratamiento de enfermedades", avisa esperanzado Ricardo Chacartegui.

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