Sevilla

El epílogo del ladrón de libros

  • Un hombre se aficiona a la lectura en prisión y aprovecha sus permisos carcelarios para robar en diferentes librerías de Triana y del centro de Sevilla

Su amor por la lectura le llevó nuevamente a delinquir. La historia de Antonio F. H. es la de un preso que se aficionó tanto a la lectura durante su estancia en la cárcel que acabó aprovechando los permisos penitenciarios para ir a librerías de Triana y del centro de Sevilla para robar libros con los que aliviaba sus largas horas entre rejas. Una vez que quedó en libertad, Antonio continuó robando hasta hacerse con una biblioteca personal de más de 70 libros. Sin embargo, su gusto por la lectura le ha vuelto a causar problemas con la Justicia.

La Policía ha detenido a este hombre de 46 años y que acumulaba nada menos que 24 detenciones por delitos contra el patrimonio. El ladrón robaba libros de diversos títulos y géneros, casi todos ellos de reciente publicación, cuyo valor ascendía a 1.410,90 euros. La investigación policial comenzó a raíz de una denuncia presentada por el encargado de uno de los establecimientos comerciales donde se estaban cometiendo los hurtos. Las pistas se encaminaron hacia un varón que aprovechaba el descuido de los empleados de los diferentes establecimientos para apoderarse de los títulos, introduciéndolos en una mochila que portaba, para una vez consumado el hecho, abandonar el establecimiento a pie.

Este tipo de pequeños robos son frecuentes en las librerías de Sevilla. Jorge Martínez, encargado de la Casa del Libro, explicó ayer que "desgraciadamente" este tipo de hurtos se producen con demasiada frecuencia. El responsable de la librería asegura que en su establecimiento se producen muchos hurtos y que incluso ya conocen a las personas que se dedican a robar libros. "No podemos hacerles nada. Si los pillamos, lo único que podemos hacer es decirles que lo suelten y llamar a la Policía", lamenta Jorge Martínez en alusión a estos robos, que son tipificados finalmente con una falta leve siempre que el valor de los objetos robados no supere los 400 euros, en cuyo caso se trataría de un delito y llevaría aparejada una pena de prisión.

El comerciante relata como anécdota que en una ocasión los trabajadores impidieron la entrada a la librería a una persona que sabían perfectamente que "venía a robar, porque ya lo había hecho antes". A pesar de esto, "el sujeto nos pidió la hoja de reclamaciones, lo que me pareció alucinante".

Jorge Martínez cree que las tiendas más perjudicadas son la Casa del Libro, Fnac y Beta, "porque los ladrones aprovechan las aglomeraciones para robar". A pesar de que todos los libros cuentan con un adhesivo de seguridad, esto no ahuyenta a los ladrones. "Si quieren robar, lo van a hacer", asegura.

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