El domingo es, para la mayoría, el día preferido para permanecer en la cama hasta bien entrada la mañana. Un día para remolonear entre las sábanas o para llevar a cabo, siguiendo las palabras de Oscar Wilde en El retrato de Dorian Gray, "el gran arte aristocrático de no hacer absolutamente nada". "Con lo calentita que estaba yo en la cama", refunfuñaba a su madre Míriam Collado encima de su bicicleta rosa con pegatinas de la muñeca Barbie. Eran las 10:30, y mientras Míriam quedaba rezagaba del grupo familiar, su hermano Pablo de 10 años, con una bicicleta casi más grande que él, estaba deseando cruzar la línea de salida.

Tal como indicaba el programa, a las once de la mañana de ayer, miles de ciclistas partieron desde el Costurero de la Reina con motivo de la Fiesta de la Bicicleta, organizada por el Instituto Municipal de Deportes (IMD), con la colaboración del Distrito Triana y Casco Antiguo. Aunque las vallas para acceder al recinto de salida, situadas en la avenida María Luisa, no se abrieron hasta las diez de la mañana, media hora antes ya había ciclistas esperando para recibir la bolsa que los identificaba como participantes, que incluía una camiseta, una gorra y un pequeño bidón de agua.

Miembros de la organización informaron a este periódico que del punto de salida partieron 3.892 ciclistas, cifra que coincide con sus previsiones (disponían de 4.000 bolsas para repartir). Sin embargo, el comunicado oficial del IMD anuncia que, según estimaciones de la Policía Local y CECOP, se ha producido un récord alcanzando, la generosa cifra, de 9.000 ciclistas.

Durante los más de 11 kilómetros del recorrido, (que discurrió por Los Remedios, Triana, la Isla de la Cartuja, Resolana, Ronda de Capuchinos y la avenida Menéndez Pelayo), numerosos espontáneos se sumaron a la marcha ciclista. Según la Policía Local, cuando la cabecera llegaba a la meta en la avenida María Luisa, la cola se situaba a la altura de la gasolinera de Capuchinos, un tramo largo que obligó a muchos conductores a mantener la calma y armarse de paciencia ante el corte del tráfico.

Ya en la salida, la circulación del Paseo de las Delicias se cortó a la altura del Puente de Los Remedios durante casi media hora. Los conductores parados en ambos sentidos tocaban insistentemente su claxon, especialmente aquellos béticos que se dirigían a su estadio para ver jugar a su equipo a las 12:00. Más de un conductor y motorista cabreado, a 40 minutos del partido, decidió dar la vuelta de forma imprudente ante la mirada pasiva de la Policía Local.

Sin saber qué ocurría más allá de la marcha, los ciclistas, de todas las edades, realizaron un agradable paseo por la ciudad. Había bicicletas de montaña, de paseo, con cuatro ruedas, bicicletas tándem, algunas con cestas delante donde viajaba más de un perro y otras con sillas detrás para los más pequeños. Aunque las normas de seguridad no han calado aún en todos estos deportistas, muchos llevaban casco e iban preparados con infladores para sus ruedas. No obstante, para los menos previsores y los contratiempos de última hora, la empresa Bicicleta Nono, de Sanlúcar La Mayor, improvisó un pequeño taller que salvó a más de uno. "Cuando salía de casa me di cuenta que tenía la rueda desinflada y no sabía si iba a poder participar", narraba Claudia Benítez mientras le preparaban su bici y sacaba de su mochila una manzana para su marido. "Hay que alimentarse bien antes de hacer ejercicio".

Esta iniciativa deportiva también tuvo un matiz solidario. Una furgoneta de la Fundación Banco de Alimentos de Sevilla estuvo toda la mañana recogiendo los alimentos no perecederos que donaron voluntariamente los ciclistas (Operación Kilo). Sin embargo, su patrono Francisco Rio-Miranda se quejaba de la poca publicidad que le habían dado a la faceta solidaria de la actividad. "Muchos participantes no sabía nada de la Operación Kilo, en la web no aparece. Nosotros también vamos a estar en la Marcha Nocturna del 8 de octubre, espero que en esa ocasión se corra más la voz". Al menos, en esta iniciativa a nadie se les pegará la sábanas.