Análisis

Francisco Javier Gutiérrez Juan

Música, a pesar de lo cofrade

En los días previos a la Semana Santa el Excelentísimo Ateneo de Sevilla rindió un merecido homenaje en forma de exposición al catedrático de música de cámara del Conservatorio Superior de Música de Sevilla Luis Lerate Santaella (Sevilla 1910 / 1994). Por ello la siguiente reflexión.

En un pregón de Semana Santa lo importante es el pregón, lo demás es accesorio, incluida la música. En una procesión lo importante son las imágenes, en una misa la palabra del señor, etcétera. Pero la fuerza de la música es incontenible. El pregonero designado en 1948 fue Miguel García Bravo-Ferrer, insigne cofrade, ateneísta, abogado, ex diputado en cortes, etcétera. Para aquel pregón, García buscó algo especial. Habló con Luis Lerate, violinista, compositor, ateneísta y miembro de una familia muy cofradiera. De hecho, su hermano, Antonio Lerate, sería más adelante el primer hermano mayor de la Hermandad de Santa Genoveva fundada en 1956.

Así, Cristo del Buen Fin de Lerate fue estrenada por la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla dirigida por don Pedro Braña en el Pregón de la Semana Santa de Sevilla pronunciado en el Teatro San Fernando el 7 de marzo de 1948. En aquella misma Semana Santa de hace 70 años, el Miércoles Santo, la Municipal con Braña al frente volvió a interpretar la nueva composición acompañando a la Hermandad del Buen Fin. Seguro que Lerate no pretendió eclipsar al pregonero, pero lo cierto es que su éxito, siempre prudente, le llevó por un camino que no había previsto. A partir de ahí compuso María Santísima del Dulce Nombre (dedicada al Dulce Nombre), Nuestra Señora de las Mercedes (dedicada a Santa Genoveva), Cristo del Mayor Dolor (dedicada al Dulce Nombre) y Jesús ante Anás (dedicada al Dulce Nombre).

Es curioso, lo importante de un pregón es eso, el pregón. Pero en ocasiones como, en el año 1948, el pregón se olvida y su música perdura.

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