Sevilla FC

A esa altitud falta oxígeno

  • Cuando tuvo físico e impuso su plan, a los atacantes les faltó nivel

El Bayern Múnich-Sevilla FC, en imágenes

El Bayern Múnich-Sevilla FC, en imágenes / Mike Muller

Ver a los atacantes del Sevilla retar a la defensa de rojo fue como ver a un saltador de altura con 2,30 metros como mejor marca personal, tratar de superar el listón de los dos 2,40 de golpe. Algo más que un reto. Casi un imposible. Fue una pena, porque a Montella le cuajó su plan inicial. Su más preciado activo, ese dúo N'Zonzi-Banega que sí tiene nivel para estas exigencias máximas, agarró el partido por las asas con firmeza. Pero Sarabia, Franco Vázquez y Correa perdieron un balón tras otro, unas veces por un mal control, otras por una mala elección y otras por su tibia calidad física ante defensores de primer nivel, como son los que posee este Bayern -Kimmich, Boateng y Hummels, titulares en la selección campeona del mundo, y Rafinha, internacional por Brasil-. Cuando subes de altitud, el oxígeno escasea. Y en el Allianz pasa eso. Sólo los elegidos, los realmente buenos, pueden jugar sin resentirse y sacar lo mejor de sí. Queda la resignación. Y el orgullo por competir hasta el último hálito de pie.

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A esa altitud falta oxígeno

Defensa

El once que dispuso Heynckes para la vuelta, al abrigo de su pasional público -Baviera es el estado federal germano con el carácter más cercano al latino-, tenía más pólvora que el de hace una semana en Nervión. A saber: Rafinha por Bernat en el costado siniestro; James por Arturo Vidal en la sala de máquinas; y Robben, un extremo, por un medio ofensivo como es Thiago Alcántara. Sin el español de salida, tuvo menos control y todo derivó en un fútbol más de robo y salida rápida. Mercado y Lenglet volvieron a obturar los caminos interiores hacia Lewandowski -salvo en esa acción inicial en la que el argentino vio una clara amarilla, porque se colaba el polaco- y los bávaros fueron provocando cada vez más situaciones de dos contra uno en ambas esquinas. Kimmich y Rafinha se desdoblaron una y otra vez y generaron el mayor peligro. Fantástico fue el trabajo de los centrales cuando de replegarse en el área se trataba para cortar u obstaculizar a posibles rematadores.

Ataque

En el Bayern, el único medio defensivo, Javi Martínez, se cuidó mucho de evitar que Franco Vázquez uniera las líneas. Pero al Bayern le faltaba otro zapador que le pusiera cepos a Banega o N'Zonzi. Y ambos, hasta que se quedaron sin aire, ocuparon los terrenos para que la iniciativa fuera blanca. El Sevilla trasladó con eficacia y gusto el balón hasta tres cuartos de cancha, pero ahí se diluía todo. Casi siempre por la referida impericia de los mediapuntas y del delantero para salvar al marcador o, en el caso de hacerlo, fallar en el remate: Sarabia en la primera parte y Ben Yedder en la segunda.

El balón parado abrió una vía que la fortuna segó en ese larguero de Correa a falta de Banega.

Virtudes

Compitió hasta el final.

Talón de aquiles

Al principio faltó nivel técnico arriba. Luego, el nivel físico disipó la opción de crear peligro.

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