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Andalucía

Griñán se hace maquinista

UNA de esas posibles voces "suaves" que José Antonio Griñán podría colocar en la presidencia del PSOE andaluz hacía la siguiente reflexión no hace más de una semana: "Lo importante de verdad es el partido; sí, el partido, porque el Gobierno, al fin y al cabo, es el instrumento que ejerce las políticas que salen del partido". Lejos de concebir a estas formaciones como instrumentos concebidos únicamente para ganar las elecciones y repartir los cargos de la cosecha, esta voz "suave", buena conocedora de la base social de donde proceden los votos socialistas de Andalucía, reivindicaba, así, el papel de los partidos, uno de los valores que más a la baja cotizan en el mercado de la opinión pública.

Más o menos fue lo mismo que Javier Arzalluz recomendó a Txiqui Benegas cuando el PSOE se desangraba con las luchas entre guerristas y renovadores a la vez que languidecía el último mandato de Felipe González: "Lo importante, Txiqui, es el partido; los gobiernos pasan, se pierden o se ganan, pero los partidos permanecen". El PSOE y el PNV son las formaciones más veteranas de las que forman el arco iris de la política española, ambas nacieron en el siglo XIX y las dos conservan eso que se ha venido en llamar "cultura de partido", un cierto modo de organizarse, de debatir y de actuar que le son propios y que no está en los estatutos, sino en décadas de éxitos y fracasos, hazañas y vergüenzas, cuando no de ausencias, impuestas o voluntarias.

José Antonio Griñán, que antes de presidente andaluz fue viceconsejero, ministro, consejero y vicepresidente de la Junta, ha sido hasta ahora una persona ajena al funcionamiento interno del PSOE, un observador privilegiado, amigo de fontaneros y hasta de maquinistas, pero que nunca anduvo engrasando los pistones de Ferraz o San Vicente.

A partir del próximo sábado, cuando finalice el congreso que se celebrará en Sevilla, se pondrá a los mandos del engranaje. Él lo ha querido, y él lo ha conseguido. No se le puede acusar de cobarde: la agenda que el PSOE, no ya el Gobierno andaluz, sino el PSOE, debe desplegar en los dos próximos años es demoníaca. En 2011, hay elecciones municipales, y el PP parece que está reuniendo apoyos para conseguir gobernar en las ocho capitales andaluzas, y en 2012 llegan las autonómicas, cuando Griñán deberá enfrentarse, por primera vez, a un Javier Arenas al que las encuestas le sonríen.

Es cierto: nadie cuestiona a Griñán en la secretaría general, pero en el PSOE hay cierta inquietud, cuando no temor, al cambio. Al qué ocurrirá con la cultura del partido. En una parte, claro. Otros están hartos. El presidente de la Junta está convencido de que el cambio que los andaluces aseguran desear en las encuestas se puede realizar desde dentro del PSOE. Por eso, Griñán desea una ejecutiva nueva.

Ahí van a estar el cordobés Rafael Velasco (actual secretario de Organización, que podría seguir en ese cargo o en el de vicesecretario); el onubense Mario Jiménez (posible portavoz en el Parlamento); la abogada sevillana Susana Díaz (seguramente, una eficacísima secretaria de Organización); la almeriense Pilar Navarro, o Luis Nieto, su hombre en la sede de San Vicente.

¿Y presidente? Bueno, Griñán ha declarado que le gustaría que tuviera una voz suave y comunicativa, lo que en cierto modo rompe con la tradición socialista. No es que el PSOE rechazara a los afinados contratenores para tan alto puesto, sino que lo reservaba para personas discretas, situadas en un segundo plano, un nexo de unión con el pasado y de cuya experiencia irradiase cordura para los tiempos convulsos. Algo así como el guardián de la cultura del partido.

En el PSOE federal, el paradigma de esto fue Ramón Rubial, que en la ejecutiva que lideró Joaquín Almunia, solía decir (¿o advertir?): "Con Felipe se hablaba menos".

Después de oír lo de la "voz suave" de boca del propio Griñán, todos han pensado en una mujer. Y pudiera ser: Micaela Navarro, hoy consejera, fue una de las pocas personas que estuvo en las ejecutivas de Almunia y de Zapatero, que ya tiene mérito. El otro fue Rubalcaba, fontanero en sus asuntos y en los del partido. O Mar Moreno, consejera de Educación, formada también en los aparatos, aunque en los dos últimos años no le han dejado respirar: parece un cante de ida y vuelta. Sevilla-Madrid-Sevilla: consejera de Obras Públicas, secretaria de Política Institucional en el federal de Madrid y, de nuevo, consejera, ésta vez de Educación.

Si Griñán quiere, tal como apuntan fuentes socialistas, una ejecutiva que no esté en el Gobierno, es posible que Moreno desee afianzarse en Educación o que Micaela Navarro se quede en Bienestar Social, donde destaca por su aplicación de la Ley de Dependencia. ¿Y un hombre? Puede. Ahí está un Paulino Plata, que fue un excelente comunicador en sus tiempos de consejero de Agricultura y de Turismo, y no tiene voz de cazallero. ¿Una de esas figuras de las que Griñán ha dicho que sería conveniente rescatar?

Pero sí, en parte del partido hay inquietud. Algunos opinan, secretarios provinciales incluidos, que Griñán, una vez que Chaves y Zarrías están en Madrid, no debería prescindir de la experiencia de partido de Luis Pizarro, actual vicesecretario. Incluso hay quien mantiene que Pizarro debe ser el nuevo presidente, una suerte de salida por la puerta grande y a la vez nexo de unión con el pasado, mientras que otros opinan que este cargo sólo sería un forma de embellecer su obituario en la maquinaria. El secretario de los socialistas gaditanos, Francisco González Cabaña, citó ayer en su congreso provincial a un "tándem" como imprescindible.

Pizarro y Griñán hablarán del congreso esta semana entrante. Hasta ahora Pizarro ha soslayado cualquier pronunciamiento, y se ha dedicado a lo suyo, a su Consejería de Gobernación, donde lleva echadas ya más horas y kilómetros que Marco Polo a cuenta de tanta lluvia y tanta ley. Es seguro que no saldrá del Gobierno y que, incluso, sus conocimientos de horas de vuelo en la maquinaria no vayan a ser desaprovechadas. ¿Cómo?

Tal como mantiene una persona que tiene mucha ascendencia sobre ambos: "Lo primero que tiene que hacer Pepe es hablar con Luis, para lo uno o para lo otro". Hablarán.

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