Pediculosis: los piojos no vuelven porque siempre están ahí

Llevar a cabo una revisión continua de la cabeza, clave para atajar el problema de los piojos

Los selfies, campo minado para los piojos

Uno de los centros dedicados a eliminar los molestos piojos del pelo / M. G.
R. D.

21 de noviembre 2022 - 13:51

Pediculosis. Ese el nombre técnico de la pesadilla de muchas familias con niños en edad escolar: los piojos. Con el fin de la pandemia vuelven las citas sociales de los más pequeños, vuelven los mensajes en los grupos de WhatsApp de la clase y las notas informativas de profesores y maestros y vuelven los piojos, aunque estos no vuelven porque siempre están ahí.

Si no lo hemos detectado antes por el característico –aunque no imprescindible- picor de cabeza, esa advertencia aterra: comienza una lucha casi titánica por erradicar la plaga de la cabeza de cualquier miembro de la casa.

Aunque cada vez se habla con más naturalidad del tema, tener piojos se ha considerado siempre un problema tabú ligado a la suciedad y con un estatus social bajo. “Nada más alejado de la realidad”, comenta Esperanza Retamar, de Coco Lice, propietaria de una clínica antipiojos en la calle Evangelista, en el sevillano barrio de Triana: "el piojo no entiende si tu cabeza vive en un barrio humilde o en el más pijo de la ciudad".

Así es la cabeza que más les gusta a los piojos

Sí entiende, explica Esperanza, de pelos largos y "calorcito humano" pues los piojos tienen a enredarse mejor en melenas al viento y a poner sus huevos en la zona de la nuca y detrás de las orejas, donde la temperatura es mayor.

De ahí el perfil de infectado por piojos: chicas en la pre o adolescencia que ya no dejan que sus padres se encarguen de su pelo, que se dejan sin recoger y que mezclan con el de sus amigas sin ton ni son para hacerse selfies o Tik Toks. No obstante, del piojo no se libra nadie, "ni niños con la cabeza casi rapada".

¿Qué hacer ante de la sospecha de que hay piojos en casa? "Mucha revisión: la lendrera es una herramienta fundamental, imprescindible tenerla en casa y usarla aunque no exista esa sospecha. Debemos tener conciencia de que los piojos son nuestros parásitos y prevenirlos debería formar parte de nuestra rutina de higiene", apunta la experta de Coco Lice.

Al pasar la lendrera hay dos posibles descubrimientos que confirmarán la infección: el propio piojo vivo (que pasa por varios estadios evolutivos, desde la ninfa a la edad adulta; ojo, que en cualquier caso corre mucho) y las liendres, que son los huevos que eclosionarán en unos 10 días desde la puesta. "El piojo es fácil de identificar: un insecto con patas de color pardo o amarillento". La liendre es marrón oscuro si tiene aún el piojo dentro y blanca si ya ha eclosionado.

Cómo quitar los piojos

Una cabeza infantil plagada de liendres.

Si se confirma que hay piojos, ¿Qué se hace? Hay infinidad de productos a la venta en farmacias y grandes superficies. Los pediatras recomiendan los fabricados con siliconas, que no tienen insecticidas, no pasan a la sangre y pueden usarse incluso en bebés de más de un año y mujeres embarazadas.

Eso no quita el uso extremo de la lendrera y la vigilancia durante al menos 17 días que se consideraría como el cierre del ciclo reproductivo de piojo. También hay que lavar sábanas, toallas, ropa… y congelar durante al menos 24 horas los utensilios de peinado.

En lo últimos años han proliferado también las clínicas, algunas con servicio de urgencia los domingos, como la de Esperanza, donde se aplica un tratamiento de calor y aspiración para acabar con la infección a una media de 60 euros la sesión incluyendo las revisiones posteriores.

Como en todo, la prevención es importante. También hay productos repelentes a la venta en farmacias y remedios naturales, como el árbol del té. Y no caer en el miedo al estigma: si hay piojos en casa hay que avisar a la escuela y a amigos y familiares. La sorpresa es mayúscula porque al avisar, muchos ya han tenido la infección hace poco.

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