Repostería

Cómo hacer que el bizcocho suba sin levadura

Bizcocho de calabaza.

Bizcocho de calabaza.

Las ventas de levadura han aumentado durante los primeros días de confinamiento en un 200%. Esto ha hecho que las estanterías de las zonas de repostería de los supermercados estén prácticamente vacías, pero como queremos seguir con el plan que ha triunfado en casi todas las casas españolas, te proponemos la alternativa a la levadura que hará que tus bizcochos sigan subiendo como la espuma.

En primer lugar, veamos las diferencias entre levadura química y levadura fresca: El nuevo papel higiénico de la cuarentena.  

Levadura fresca vs levadura química

La levadura fresca o de panadería es un hongo unicelular llamado saccharomyces cerevisiae que hace fermentar los hidratos de carbono produciendo dióxido de carbono. Esto hace que el gas forme burbujas en la masa y así aumenta su volumen. Por lo general, se vende prensada, tiene que guardarse en la nevera y tiene fecha de caducidad.

Por el contrario, la levadura química, a la que realmente no deberíamos llamar levadura porque no lo es, es un gasificante compuesto por bicarbonato de sodio y un agente ácido que al mezclarlo con los huevos batidos, mantequilla o lo que hayamos usado para hacer nuestro pan o bizcocho produce dióxido de carbono aumentando el volumen de la masa.

Sal de frutas: la solución

Probablemente en tu despensa cuentes con uno de los mejores sustitutos para hacer que el bizcocho adquiera esta textura tan esponjosa que tanto te gusta y sin tener que usar la famosa levadura Royal de toda la vida.

El bicarbonato sódico o la sal de frutas que tienes almacenada para los atracones de Navidad, tendrán desde ahora un nuevo uso. Sólo es necesaria una cucharadita de bicarbonato mezclada con otra de zumo de limón o de vinagre de vino blanco y el resultado será el mismo que si hubieses usado un sobre de levadura química ya que la mezcla se convierte en un emulsionante que reacciona con el calor del horno al mezclarse con las grasas que hemos utilizado para nuestro postre como el aceite o la mantequilla y, al fermentar, le proporciona una textura esponjosa.

¿Cómo hacerlo? Una vez hayas mezclado todos los ingredientes del bizcocho, prepara una solución a base de una cucharada de bicarbonato y otra de zumo de limón, incorpórala a la mezcla e introduce rápidamente en el horno ya precalentado. ¡Y listo!