Antonio Silva
Cofrades de Cataluña
La pandemia está cambiando al ser humano en todos los sentidos. También en la forma en la que consume. Por obligación o por concienciación. Lo cierto es que la irrupción del Covid-19 ha supuesto un antes y un después en nuestra relación con los diferentes comercios, cómo accedemos a ellos, cuánto nos gastamos y qué aspectos priorizamos.
Gastamos menos, ahorramos más, somos más selectivo y preferimos los productos de proximidad (un 41,1% más que antes de la pandemia) y sostenibles (un 16,7% más). Esto es lo que se deprende del informe 'El impacto de Covid-19 en estados de ánimo, expectativas y hábitos de consumo', elaborado por el EAE Business School, que sitúa a Internet como uno de los canales vencedores, con un saldo favorable de casi un 35% en aumento de frecuencia de compra
Las restricciones a la movilidad, unidas a las precauciones de los propios consumidores han provocado notables cambios a la hora de elegir lugar para hacer las compras. Se ha producido un gran giro hacia la compra online y a movernos única y exclusivamente a establecimientos más cercanos a los domicilios y de menor tamaño. Compramos por Internet y principalmente productos de electrónica (33,4%), juguetes, hobbies y bricolaje (25,2%), ropa y calzado (17,7%), o muebles y electrodomésticos (14,7%).
Los canales más perjudicados, que han visto reducida su frecuencia de compra son los centros comerciales, con una frecuencia menor del 44,3%, los grandes almacenes (-40,8%), las tiendas en calles comerciales (-25%) y los hipermercados (-22,3%). .
Se acabó eso de comprar lo primero que nos pasa por la cabeza. En estos últimos meses, los consumidores parece que se informan mucho más antes de lanzarse a la tienda a gastar sus euros o a darle click al ratón para añadir su prenda favorita a su carrito virtual.
"Esto es indicativo de un compromiso al respecto por contribuir a la recuperación de la economía nacional y una mayor sensibilidad al factor precio en la compra. Un 22,4% más de consumidores, que antes de la pandemia, comparan los precios antes de comprar, a diferencia de la época precovid”, señala el autor del estudio y profesor de EAE Business School, Pablo Contreras.
El 41,4% de los consumidores ha perdido capacidad económica y un 47,9% ha disminuido su consumo. ¿A qué estamos renunciando ante nuestro descenso de poder adquisitivo? Mayoritariamente al ocio, salir a comer o cenar en restaurantes hostelería (68,9%), acudir a espectáculos (64%), comprar artículos de moda y complementos (57,7%) y poder asumir el gasto que conlleva disfrutar de unas vacaciones (50%).
Nos encontramos ante un consumidor más reflexivo y racional, que ya no se deja guiar únicamente por la confianza que tengan en la marca que compra habitualmente o en el establecimiento al que acude desde que tiene uso de razón, sino que se muestra más abierto a experimentar nuevos canales y comprobar lo que le puede ofrecer esa tienda a la que nunca había entrado si encuentra buen producto a buen precio.
Por último, respecto a lo que nos motiva a comprar, dos aspectos predominan por encima del resto. Si lo que nos ofrecen tiene una calidad superior estamos dispuestos a pagar un 20,8% más, y si la empresa ha sido comprometida durante la pandemia nuestra decisión para comprarle productos a ellos sube (18,4%).
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