El atletismo, y el mundo de la enseñanza y las letras también, debe lamentar el fallecimiento de Antonio Jiménez Casero (Azuaga, Badajoz, 1952), producido este viernes 5 de junio en Sevilla, donde estaba afincado desde hacía décadas. Novelista y profesor, dedicó buena parte de su actividad docente al atletismo, llegando a ser presidente del Club Atletismo San Pablo durante 17 años, desde 1991 hasta 2006.

Fue uno de los impulsores de la cantera del atletismo en aquellos años en los que Sevilla contaba con instalaciones pero faltaba apoyo a los atletas emergentes, que encontraron su sitio en el Club Atletismo San Pablo que fundaron en 1988 Paco Solares Ríos, Antonio Fernández Rodríguez, Natalia Martínez Martín, Jesús Montes Latorre, Antonio Sandino Alonso, Marisa González Merino, Mercedes Crespo Vives y Franscisco Gómez Serrato.

Precisamente Jesús Montes, que fue su predecesor en el cargo hasta 1991 y su continuador desde 2006, recuerda que Antonio Jiménez Casero "llegó al club en un momento, recién fundado, en el que había que darle impulso al atletismo de base". "Él fue el que impulsó la escuela de atletismo del club para que los niños se fueran haciendo al atletismo. Y llegamos a formar en aquella época un equipo de élite en Primera División", recuerda el ex presidente del club Jesús Montes. 

Deportistas de élite que llegaron a tener un palmarés internacional como Antonio David Jimenez Pentinel, Julia Alba o Raúl Fernández. De hecho, según recoge la web del Club Altletismo San Pablo, durante el mandato de Antonio Jiménez Casero Andalucía se proclamó campeona de España en categoría masculina júnior, en 1996, gracias a los resultados de los atletas de San Pablo, cuatro de los cuales entran entre los doce primeros: Antonio David Jimenez Pentinel, segundo; Francisco Navarro, cuarto; Jacinto Carmona, sexto y Antonio Manuel Martínez, undécimo. Los dos primeros fueron seleccionados para el Campeonato del Mundo.

El club gozó de unos años de gloria y se instaló en Primera División, aunque también vivió con Antonio Jiménez Casero al frente la renuncia a su inscripción por falta de apoyos institucionales y de patrocinadores, lo que provocó que los atletas de élite que fue formando ficharan por otros clubes más poderosos.

En su labor también destaca la apuesta por mitines y premios para atletas sevillanos en una época en la que las grandes apuestas institucionales eran los Grandes Premios para figuras internacionales que no dejaban sitio a la cantera hispalense. También durante su mandato impulsó numerosas pruebas atléticas, como la Carrera Nocturna de Sevilla y el Medio Maratón de Isla de la Cartuja, luego de Sevilla.

Muy recordado también en el Instituto Pino Montano, del que fue director, los últimos años los dedicó a la literatura, tras compatibilizar su trabajo con el estudio de Filología Clásica en la Universidad de Sevilla, ciudad en la que ejerció de profesor de Secundaria y Bachillerato en Institutos Públicos durante toda su vida profesional.

De su actividad literaria ya daba fe el premio el premio de novela Felipe Trigo para autores extremeños en 1988 con la obra El  morador insomne. Pero ya en Sevilla acentuó su actividad literaria y publicó recientemente El morador insomne (2015), Medea murió en Corinto (2016), No vuelvas, Odiseo (2018, con la editorial sevillana Arma Poética) y este mismo año presentó en marzo eLaberinto (de otra editorial sevillana, Extravertida), su última obra, realizada ya en plena lucha contra el cáncer de colon que finalmente venció a su impulso vital. Requiescat in pace.