Fútbol | Violencia

Ferencvaros, Slask Wroclaw, Betis, Sevilla, la irracionalidad sin fronteras de los ultras

Ultras húngaros posan delante del escudo del Ramón Sánchez-Pizjuán en la noche del miércoles.

Ultras húngaros posan delante del escudo del Ramón Sánchez-Pizjuán en la noche del miércoles. / Hoolingas TV

La irracionalidad y el extremismo de los grupos ultras es tan universal como su absoluta falta de luces y fruto de ellas es que una treintena de exaltados polacos hermanados con violentos húngaros tratan de citarse para pelear con los del Sevilla FC con motivo de un partido de su eterno rival, el Betis.

Son 3.239 kilómetros los que hay que meterse entre pecho y espalda, los que separan Cracovia de Sevilla, los que se han hecho estos radicales polacos para saldar cuentas pasadas con los ultras sevillistas, lo que ha frustrado la Policía española al identificarlos y proceder a su expulsión porque ya los conocía y los tenía fichados.

La polarización entre grupos de extrema izquierda y derecha subyace, además de un marcado carácter aneuronal, en la acción de estos grupos que nada tienen que ver con el fútbol aunque convierten los partidos en excusa y escenario de su cuentas pendientes.

La pancarta de los ultras del Slask en la zona del Ferencvaros en uno de los derbis de Budapest. La pancarta de los ultras del Slask en la zona del Ferencvaros en uno de los derbis de Budapest.

La pancarta de los ultras del Slask en la zona del Ferencvaros en uno de los derbis de Budapest.

Los ultras polacos eran conocidos sobradamente por la Policía española porque se habían citado el pasado julio en la capital sevillana con motivo de los cuatro partidos de la Eurocopa jugados en La Cartuja para vengarse de una pelea en la capital sevillana en 2013 y otra en Madrid en 2016.

Por ellas, los polacos habían mostrado en varias ocasiones su intención de ajustar cuentas, para lo que suelen, según ha detectado la colaboración entre las policías de los países afectados, en llevar a cabo riñas pactadas o quedadas para enfrentarse con seguidores de equipos contrincantes.

Cuchillos, barras de metal, palos, cristales con forma de arma blanca y elementos de pirotecnia con gran carga de pólvora son algunos de los objetos que se les intervinieron entonces a los ultras, cita a la que se habían desplazado además un centenar de radicales de diferentes equipos y provincias como Madrid, Málaga, Salamanca y Córdoba, "hermanados" entre sí contra otros grupos de diferente ideología.

Las cuitas pendientes datan del 22 de agosto de 2013 durante un encuentro de la Liga Europa entre el Slask Breslavia y el Sevilla en el Ramón Sánchez-Pizjuán, cuando hinchas polacos se enfrentaron a la Policía en el estadio Sánchez Pizjuán tras mantener un grave altercado en el centro de Sevilla con hinchas del club sevillista.

Desde ese día, ha habido citas de esta índole en campos en los que ha jugado el Sevilla, hasta el punto de que el 21 de octubre de 2015, en las horas previas a un partido de Liga de Campeones entre el Manchester City y el Sevilla en tierras inglesas, los ultras de ambos equipos se pelearon.

Según dijo entonces la Policía Metropolitana inglesa, los tres radicales polacos detenidos en un tumulto en el que participaron unos 25 hinchas era del Slask Wroclaw, por lo que se tuvieron que hacer 1.333 kilómetros para pegarse por venganza de algo que había sucedido dos años antes y, además, en un partido en el que no se jugaban más que eso.

No ha sido la única vez, también en Praga estuvieron presentes en 2019.

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