¿Interesa de veras la Eurocup?

Pasados 35 días desde el estreno del Cajasol en la cancha del Nymburk, cabe preguntarse: ¿Interesa de veras la Eurocup? El equipo -cayendo sin dar la cara contra rivales notablemente inferiores-, el club -con una nula promoción de los encuentros y con la supresión de las actividades de animación- y la propia afición -que no llegó a 1.000 fieles en cada uno de los tres envites- se han empeñado durante poco más de un mes en dar la espalda a una competición que, en caso de ganarla, colocaba directamente al conjunto sevillano en la élite del baloncesto continental: la Euroliga.

Suele dar prestigio jugar entre semana por Europa, pero da la sensación de que se ha convertido en un problema para todos, sin llegar al extremo de la Eurochallenge de hace dos temporadas, un verdadero suplicio para los hinchas que se acercaron a ver los partidos de la tercera competición continental. El remate ocurrió hace justo una semana, si bien tampoco tiene demasiadas justificaciones la forma de perder en Riga siete días antes: el Cajasol se hubiera clasificado con los 16 mejores en caso de vencer por un punto al Nymburk, pero perdió por más de 20. Algunas voces de la plantilla, obviamente off the record, han mostrado sus quejas por jugar en una competición cara, con viajes desagradables y con pocas opciones de ganar.

Viendo la buena trayectoria últimamente del equipo en la ACB y las malas noticias de los recientes partidos de los martes, quizás tenga razón Joan Plaza y la mayoría de sus jugadores no estén acostumbrados a competir en dos encuentros semanales.

Hoy se verá. Es un partido a vida o muerte, a cara o cruz. Se juega el pase al Last 16, versión chica del Top 16 de la Euroliga, en el Goldberg Arena de Jerusalén ante un Hapoel que también se ha complicado la vida cuando contaba con todas las papeletas para terminar primero de grupo. Obviamente, los hebreos sostienen la sartén por el mango y dependen de ellos mismos para pasar, no así los hispalenses. El Cajasol va a Tierra Santa con la necesidad de vencer y no le vale ni por uno, ni por dos, ni por tres, ni por cuatro. Al menos debe ganar por cinco y aun así no estaría garantizado el éxito, ya que dependería del triunfo checo en su feudo ante el VEF Riga. Si vencieran los letones, los sevillanos necesitarían ganar por al menos ocho puntos para salir beneficiados del cuádruple empate entre los equipos que conforman el Grupo G.

Tal y como se está desarrollando la Eurocup para el Cajasol, será una proeza derrotar al Hapoel Jerusalén del gran Willie Solomon por casi una decena de puntos de diferencia. No obstante, tampoco se esperaba que el debut cerca de Praga fuera tan exitoso ni que sometiera como lo hizo en la ACB al Caja Laboral. Es decir, la plantilla sevillana, conjugando la defensa del sábado contra el Manresa y la mejor versión ofensiva ofrecida precisamente ante los vitorianos, puede superar a cualquier rival que se le ponga por delante, pero siempre que vayan unidas ambas condiciones.

También hay que recordar que el Goldberg Arena es una complicada cancha en la que pocos equipos han ganado y que será una olla a presión; allí cayeron los otros del grupo (91-78 el VEF Riga y 91-82 el Nymburk).

El Hapoel Jerusalén se impuso el pasado domingo al Bnei Hasharon (102-93), siendo segundo en la liga hebrea con un balance de 7-3 sólo superado por el Maccabi Tel-Aviv. Oded Kattash, técnico del Hapoel que la pasada campaña ganara la liga israelí con el Hapoel Galil Gilboa, cuenta con un experimentado plantel en el que destaca la presencia de hasta cinco estadounidenses (Solomon, Dowell, Rich, Clancy y Randle).

El líder es Solomon, quien ya mostrara su calidad en el choque en San Pablo con 26 puntos anotados y 29 de valoración. El escolta figura como el máximo anotador de la Eurocup (20,8), es tercero en valoración (24,6) y quinto en recuperaciones (2,6). Si el Cajasol quiere demostrar que la competición merece la pena, Solomon y compañía deben claudicar.