Locura de ruleta rusa (3-3)
Liga bbva
El Sevilla lamenta la gran ocasión que acarició gracias a una reacción de casta tras la roja a Palop. Un polémico pero legal gol en el minuto 88 lo privó de un triunfo que ya saboreaba.
Muchas veces, los auxiliares de los árbitros confunden más que ayudan. Ayer Ayza Gámez no se dejó llevar por la sugerencia de su juez de línea, que tenía levantada la bandera por una falta previa a la que aplicó la ley de la ventaja. Lo que hizo el auxiliar fue confundir a toda la defensa del Sevilla, portero incluido, y el equipo de Gregorio Manzano, estupefacto, vio cómo en el minuto 88 la remontada que había fraguado a base de casta y de fe en sí mismo tras levantar un 2-0 con uno menos por la expulsión de Palop, quedaba en casi nada. Un punto es un punto y más si el partido no invitaba más que a una dolorosa derrota, pero la necesidad de remontar puestos se vio frustrada con ese gol de Laure que fue un auténtico jarro de agua fría para un equipo que se había administrado por su propia convicción un golpe de moral importantísimo.
El partido fue una locura total como demuestra que el Deportivo celebrara como un triunfo un empate después de ir ganando 2-0 y que el Sevilla se mesaba los cabellos viendo que la remontada quedaba con el escasísimo premio de un punto. Así es el fútbol. Y detrás de este disparate de encuentro está el planteamiento imposible que hizo de partida Manzano.
Había curiosidad por ver cómo repartía el jiennense los esfuerzos entre la Liga y esa empresa tan dificultosa de la Copa teniendo en cuenta las bajas de Romaric, Jesús Navas y Kanoute. Y arriesgó tanto que casi se quema de tanto jugar con fuego. Porque disponer a dos delanteros natos como Negredo y Luis Fabiano y darle todo el peso de la medular a un jugador recién reaparecido como Fazio y a otro con poco ritmo como Renato era jugar a la ruleta rusa.
Con ese esquema inicial, el equipo se partió muy pronto, quebrado por el eje y parecía imposible que fuera capaz de levantar el 2-0 que señalaba el marcador poco después de la roja a Palop, que llegó precisamente cuando el Sevilla estaba empezando a dar otras sensaciones. Ese 4-2-4 imposible lo convirtió en presa fácil de la maraña que situó Lotina, porque incluso Alfaro y Diego Capel debían estar más pendientes de las subidas de Laure y Manuel Pablo que de ofrecerse para salir por las bandas, mientras que Fazio y Renato no se bastaban entre tantas piernas rivales. Entretanto, Negredo y Luis Fabiano se aburrían arriba desconectados. El Sevilla no tenía salida, entre otras cosas porque debía defender con una línea de seis hombres, incluidos los dos extremos, dos atacantes no aptos para defender a los laterales contrarios. De esa forma, el equipo de Lotina cogía las espaldas una y otra vez a la retaguardia del Sevilla, hasta que halló el premio buscado.
Lassad, con un golazo que encontró la colaboración de un permisivo Fazio, castigó ese planteamiento tan quimérico. Y el Sevilla se diluyó. Hasta el intermedio fue un quiero y no puedo, un alma en pena sobre el césped de Riazor a merced de un equipo que, con el simple hecho de poner a muchos jugadores por detrás de la pelota para sorprender con las incorporaciones de sus laterales, estaba convirtiendo al equipo de Manzano en un títere sin cabeza.
Sin embargo, y con las mismas piezas en el campo tras el descanso, Manzano sí tuvo una reacción. Ordenó a Fazio adelantar unos metros intercambiando su posición con Renato y a Luis Fabiano ofrecerse en la mediapunta. Empezó a llegar el Sevilla de veras, pisando cada vez más el área contraria. Hasta que llegó el primer jarro de agua fría. Un mal cálculo de la zaga y la expulsión de Palop por manos fuera del área fueron dos hechos casi consecutivos. Tenía que remontar con diez.
El 2-0 no hizo sino poner aquello cuesta arriba. Pero entonces salió la casta de un equipo que se fió a las ganas de Luis Fabiano y a Negredo, precisamente los hombres que habían condicionado el sistema junto con esa arriesgada apuesta por Fazio junto a Renato. El vallecano encontró un golpe de fortuna y no fallo ante Aranzubia. Y todo el Sevilla, con uno menos, tocó zafarrancho. El 2-2 de Escudé, marcado con rabia y agilidad al recoger el rechace a una durísima falta de Luis Fabiano, fue ya un alegrón. La entrada de Acosta y Zokora mejoró al equipo y llegó el gran premio, la obra de arte del 2-3, otra vez de Negredo tras un soberbio cambio de orientación del marfileño. Sin embargo, el Sevilla y Manzano habían jugado a la ruleta rusa con su atrevido planteamiento y, cuando ya se relamía con un importantísimo triunfo, fue castigado con un duro empate. Un durísimo palo.
ÁRBITRO: Ayza Gámez HH (valenciano). Llevó con buen criterio un partido muy complicado y acertó casi siempre, incluso en el 3-3 al aplicar la ley de la ventaja pese a la confusión del linier.
TARJETAS: Roja Palop (57'). Amarillas Ze Castro (65'), Cáceres (67') Dabo (72') y Javi Varas (89').
GOLES 1-0 (15') Lassad. Latigazo que sorprende a Palop después de que el marsellés le cogiera la espalda a Fazio y nadie saliera a su encuentro. 2-0 (62') Lassad. Pase interior al área de Manuel Pablo y Adrián sirve a su compañero solo. 2-1 (63') Negredo. Recoge un balón rebotado en Acosta y bate con la zurda a Aranzubia. 2-2 (74') Escudé. Rapidísimo, recogió el rechace de Aranzubia a una falta de Luis Fabiano. 2-3 (77') Negredo. Enorme lanzamiento de Zokora y mejor resolución del madrileño, con control y zurdazo cruzado perfectos. 3-3 (88') Laure. Javi Varas y la defensa entienden que hay fuera de juego y el lateral fusila tras aprovechar un pase de Adrián.
MOMENTO CLAVE 57' Roja a Palop por mano fuera del área.
Incidencias: Encuentro disputado en Riazor ante unos 15.000 espectadores.
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