Protestas de aficionados que guardaron cola para nada

El Sevilla se va a ver obligado a estudiar un sistema ordenado de reparto de entradas para los partidos como visitante de cierta expectación. La moda de hacer cola desde la noche anterior no tiene vuelta atrás y, como sucedió en las semifinales con el Valencia, volvió a producir altercados de orden público y masivas protestas de aficionados, que, después de estar toda la noche esperando, se quedaron sin su localidad para estar el sábado en el Benito Villamarín. Varios han sido los factores que han coadyuvado para estos desórdenes, entre los que no hay que menospreciar la falta de civismo de un grupo de hinchas que, en plena madrugada, asaltó literalmente la cola para coger la delantera en pro de una de las 800 entradas que el club sacó a la venta por taquillas. También influyó que no hubiera presencia policial ya de madrugada.

El horario fijado para la apertura de las ventanillas era las 10:00 de la mañana, pero el club, en vista de que había una multitud esperando desde incluso antes del partido ante el Logroñés, abrió a las 9:30. En apenas 45 minutos se agotaron las localidades, que se vendían en exclusiva para abonados identificados. Medio millar de seguidores se quedaron sin entrada y muchos de ellos presentaron quejas formales en la oficina de atención al socio, donde también se vivieron escenas de tensión.

La primera vez que hubo colas nocturnas fue para el euroderbi. El club disponía de 2.200 entradas facilitadas por el Betis y ya hubo un amago de altercado. Éste llegó con las 2.500 para el partido de Mestalla. En esta ocasión, con menos entradas, el desorden fue a más.