'¿Respect? This is Sevilla'
El derbi europeo · el otro lado
Las aficiones dieron un ejemplo de convivencia ante el órgano europeo.
Europa no sabía nada de un derbi sevillano. La UEFA, que cierra estadios en Sarajevo, en Zagreb... que ve a radicales con bengalas colgados de las mallas de los estadios de Atenas o Estambul como si fueran piratas en la vela de un barco al abordaje, podía pensarse que esto iba a ser como un River-Boca, con puñaladas en la misma platea. El primer derbi europeo que vivió Sevilla fue de exposición, digno de protagonizar el mejor de los spots para difundir esa campaña en la que sus autoridades, Platini y compañía, están tan sensibilizadas. ¿Xenofobia?, ¿racismo?
En Sevilla todo es diferente. En Sevilla nos reímos de eso. Una ciudad en la que la rivalidad está dentro de las familias, entre hermanos, en los mismos hogares o en el mismo lecho. El Sánchez-Pizjuán brilló con un colorido especial aunque los tifos preparados para la ocasión se quedaran guardados. La UEFA, tan estricta como lógica, lo impidió, pero de ingenio siempre estuvimos sobrados por esta tierra. Para tener, Sevilla tiene hasta un delegado UEFA, Luis Cuervas, ex consejero e hijo de un histórico presidente blanco. Y si los responsables del ente europeo persiguen sin cuartel las bengalas dentro de los estadios, el sevillismo se sacó de la manga las bengalas electrónicas con las linternas de los smartphones, un remake futbolístico de los modernos cigarrillos que han sustituido al tabaco convencional. Una bengala cayó, es cierto, pero el estadio entero recriminó al autor del lanzamiento su acto de irresponsabilidad. Fue un hecho aislado.
En la calle hubo animación, colorido controlado, rivalidad sin pasarse de la raya y unas ganas enormes de derbi, que aquí en Sevilla es otra cosa muy distinta al fútbol. Algún cántico de "a Segunda" y alguna respuesta sin levantar ampolla. Tenía más miedo la UEFA que el propio Sevilla, dueño del estadio y el que se enfrentaba a una sanción. Hasta el mismísimo Suker, presidente de la Federación Croata y embajador del partido, se cuidaba muy mucho por la mañana en sus declaraciones de desear abiertamente que ganara su equipo. Pero esto es Sevilla. Y le piden respeto a una ciudad que en Semana Santa se echa entera a la calle, donde se cruzan masas enteras que vitorean e inmediatamente después son capaces de guardar el más sepulcral de los silencios.
¿Aquí, que hemos enterrado a dos futbolistas, uno por cada equipo, llorados por las dos aficiones con el mismo pañuelo? ¿A Sevilla le van a hablar de respeto?
4 Comentarios