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Las alas abren pasillos hacia la grandeza

  • El Sevilla salió con las líneas adelantadas y abrió el campo lo que pudo impulsado por la verticalidad de Jesús Navas y Diego Capel

Se especuló en la víspera con que Álvarez optaría por amarrar más, blindar al equipo con tres medios, sacrificando a un punta por Romaric, pero no fue así y mantuvo el 4-4-2. Fue valiente en el dibujo, y el equipo fue valiente en la actitud, plantando la defensa lejos de Palop para que las recuperaciones del balón arriba generaran el peligro de los extremos en un suspiro. Así se puso por delante y tuvo el control del partido hasta ese sexto título en cuatro años. Qué grande.

Defensa

Álvarez reafirmó su confianza en Luna, al que mantuvo como lateral izquierdo con sólo 90 minutitos de experiencia al máximo nivel. No estaba la cosa para arriesgar a que Adriano se resintiera de sus molestias al poco del comienzo del partido y agotara un cambio obligado en toda una final. El chaval lo pasó mal tras el 1-0. Agüero se metió en su zona y Ujfalusi subió mucho. Como Negredo no corre nada sin la pelota y a Diego Capel le cuesta replegarse, el lateral se encontró más de una vez desnudado, con peligrosos dos contra uno. Suerte que apareció Squillaci para salvar un gol bajo palos.

Los centrales neutralizaron bien la capacidad de Forlán para moverse de espaldas a la portería, triangular con Reyes o Simao y conectar luego con el Kun o buscarse el remate.

Ataque

La consigna preferente era lanzar balones abiertos a las bandas, sobre todo a Jesús Navas, con el apoyo de Konko desde atrás (la ventaja de tener la línea defensiva bastante arriba). Álvarez sabía que el punto débil del Atlético estaba a la espalda de los laterales y había que tratar de recuperar la pelota lo más arriba (un mal despeje, un rebote, una anticipación...) para lanzar rápido a las esquinas. Los últimos 22 minutos fueron de mayor control con la entrada de Romaric.

Virtudes

Tablas para no arrugarse y tomar el control del partido, darle lo que pide. Y su arrojo desde la salida. Las bandas volvieron a ser desequilibrantes.

Talón de aquiles

Negredo volvió a trabajar poco sin la pelota y falló una clarísima.

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