La asunción de una idea ganadora

En otros tiempos no tan lejanos que el Betis encajase un gol a los cinco minutos, con el añadido de originarse en un error propio, hubiera significado un aluvión de miradas, una bajada de brazos y, probablemente, un sonrojo para los béticos. Pero el aire ha cambiado y si Merino inyectó una dosis de orgullo para levantar un equipo que deambulaba por Segunda, ahora Mel le ha comenzado a otorgar el sello de protagonista que el Betis siempre debe enseñar en la categoría. A la propuesta inicial de adueñarse del balón se le añadió la personalidad para no descomponerse antes de tiempo, para tirar la línea defensiva hacia delante ante un rival que se siente cómodo al contragolpe y para darle la vuelta al partido en dos acciones a balón parado, otro de los puntos que necesitaba mejorar el equipo.

Hubo alternativas en el juego, que tampoco está en el Betis tan sobrado de facultades como para imponerse a un rival que enseñó sus credenciales y que demostró con su intensidad que no eran casualidad esos 20 partidos sin conocer la derrota. Pero los de Mel siempre se mostraron fieles a su libreta, a ese intento de elaborar la jugada, como en esa acción de Piccini, pocos minutos después de encajar el gol, en el que el remate de Rubén Castro se encontró con el pie de un acertado Cuéllar. El Betis asumió el mensaje de su entrenador y eso le sirvió para ganar una cita clave.

Defensa

Ni el hecho de encajar un gol tras una pérdida de Dani Ceballos en la salida -y seguida de una brillante acción de Jony- amedrentó a la defensa bética. Jordi y Bruno adelantaron la línea para que el Betis intentase apretar más arriba, aun con el riesgo de dejar espacios al contragolpe sportinguista. Piccini, que se las tenía que ver con Jony, se adueñó de su banda e incluso le sobraron energías para incorporarse al ataque.

Tras el descanso y, sobre todo, tras los goles, la defensa verdiblanca dio un paso atrás y con las ayudas de Xavi Torres, que desplegó todo su conocimiento del fútbol para suplir alguna limitación física, apenas concedieron remates claros a un equipo gijonés que siempre lo intentó.

Ataque

De nuevo con Dani Ceballos como organizador, el Betis se encontró más cómodo cuando Rubén Castro o Jorge Molina se asociaban en tres cuartos e incluso con las subidas de Piccini, pero la idea siempre fue la de mantener la movilidad para encontrar el pase adecuado.

Sin perder esa identidad y añadiendo los goles generados en estrategia, la entrada de Portillo aportó clarividencia en el último pase, aunque al equipo verdiblanco le faltó rematar la faena en alguno de los contragolpes de los que dispuso ante un Sporting que lo intentó con todas sus piezas ofensivas.

Virtudes

La identidad reconocible de este Betis, que siempre propone un juego elaborado y con personalidad para intentar llevar el protagonismo del juego. Ayer, además, nunca se descompuso pese a los arreones locales.

Talón de Aquiles

Errores individuales que pudieron costar el partido.

Uno por uno

Adán Un error que pudo costar caro, luego se enmendó con salidas y paradas de mérito.

Piccini Dueño de la banda, sus internadas en ataque, además, generaron peligro.

Bruno Casi siempre sale vencedor de los duelos y encima un gol decisivo.

Jordi Se atrevió a dar el paso adelante con el 1-0. Más aciertos que errores.

Varela Voluntarioso y cumplidor, pero se lo ve justo.

Cejudo Le falta ritmo para desbordar y hacerse notar.

Xavi Torres Oficio para tapar sus carencias y ayudar a la defensa en las coberturas. Enorme disparo en el 1-2.

Dani Ceballos El error del 1-0 lo lastró demasiado, aunque siempre dio la cara.

Dani Pacheco Necesita acabar lo que empieza. Buena ejecución a balón parado.

Jorge Molina Trabajo a destajo para ayudar en la salida de balón.

Rubén Castro Participativo y siempre metido, rozó el gol.

Reyes No se parece al del pasado año y el equipo necesita de su carácter.

Portillo Dos buenos pases y asociaciones para empezar.

Rennella Dio oxígeno.