Betis Energía Plus

La perfección del engranaje

  • El Betis Energía cumplió con el reto marcado del ascenso, liderando la clasificación desde la jornada 10

  • Curro Segura inyectó ambición en su plantilla y la idea de la defensa como base de todo

Curro Segura posa en San Pablo junto a sus jugadores antes de la disputa de la Copa Princesa.

Curro Segura posa en San Pablo junto a sus jugadores antes de la disputa de la Copa Princesa. / José Ángel García

Que ascender era una obligación para el Betis Energía Plus, el mayor presupuesto de esta LEB Oro 2018-19, no resta ni un ápice de brillantez con la que el conjunto de Curro Segura alcanzó el objetivo de volver a la ACB. El técnico supo hacer de 12 desconocidos un equipo, le metió en vena una interminable sed de victoria y ambición y manejó a la perfección los roles de un vestuario que destacó más por el compromiso y el remar unido en una misma dirección que los egos individuales por brillar más que el compañero.

Quizá eso haya sido el aspecto fundamental para entender la temporada redonda de un conjunto que al regreso a la Liga Endesa como campeón suma la Copa Princesa, un título menor, sí, pero que, al fin y al cabo, supone el primer galardón oficial para este Betis, que de verdiblanco lo primero que hizo fue firmar dos descensos (aunque sólo uno hecho efectivo).

En verano se pusieron las bases para lo que debía ser sólo un añito en el infierno. Llegó Juanma Rodríguez para encabezar la dirección deportivo trabajando codo a codo con Asier Alonso, una de las piezas claves del éxito pasado del Araberri y conocedor del mercado. Miguel Ángel Jiménez, director general, y Fernando Moral, presidente, completaron la nueva estructura de un club que lo fió todo a Curro Segura.

Había poco margen para el éxito por la obligación de subir, pero Segura logró hacer historia

El granadino apostó fuerte. Dejó un cómodo puesto de ayudante en el Baskonia por el proyecto bético, al que llegó con la presión y un único, e ineludible, objetivo. Con una de las mejores plantillas de la liga, había poco margen para el éxito, ya que era una obligación, y mucho para el fracaso, pues incluso se le pedía evitar una Final Four en la que un mal día puede dar al traste con la temporada de cualquiera.

Un complicado inicio

Con varios de los mejores jugadores de la campaña anterior ahora de verdiblanco, nadie pensaba que en Huesca, en la primera jornada, en la puesta de largo, caería la primera derrota. Se recompuso el Betis para ganar con sufrimiento a un combativo Coruña y en el siguiente desplazamiento, a Pucela, nuevo revés. Dos partidos perdidos de tres, encajando muchos puntos y con roles poco definidos. Los dos siguientes duelos en San Pablo serían claves y el equipo comenzó a despertar a golpe de triples y, sobre todo, defensa.

Racha triunfal

Ahí comenzó a fraguar el Betis el ascenso. Encadenó 18 victorias seguidas, desde la jornada cuatro hasta la 21, aunque no fue hasta la décima jornada cuando alcanzó el liderato. Ya no lo soltó. Costó, pero los verdiblancos, dejando muchas veces a su rival por debajo de los 70 puntos, le tomaron el pulso a la competición y sin apenas lesionados Segura implantó en su plantilla un sistema de rotaciones casi medido que funcionó a la perfección, dosificando fuerzas y haciendo que el que estuviera en la pista no se dejase ni una gota de sudor.

La racha se cortó en Palma, con el Betis de resaca por la consecución de la Copa Princesa, que se convirtió en una presión añadida para el cuadro sevillano. Para entonces, el Bilbao aún estaba a cuatro victorias, las mismas a las que se quedó tras batir al líder en Miribilla, ya que por medio se dejó otro triunfo por el camino. El Betis puso de nuevo el piloto automático y ya no perdió más. Tras la racha de 18 triunfos, logró otra de 10 incluida la histórica victoria en el Pez Volador ante el Real Canoe, donde la mitad de la grada era bética para vivir un ascenso histórico y con firma de autor.

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