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Un debate tan antiguo...

  • Los números del segundo mejor Sevilla de la historia contrastan con el descontento generalizado por el juego del equipo, esta vez asumido por los protagonistas Una atosigante exigencia pone en duda la labor de Emery

Una parte de la afición se enciende cada vez que tiene que describir el fútbol que practica -o interpreta que practica- su equipo y la otra se escandaliza de que se ponga en duda el trabajo de un cuerpo técnico que tiene al Sevilla en una secuencia de puntos que no se recuerda desde hace muchos años y que hace unos meses ganó un título europeo. Después de dos temporadas en las que el club cayó en la mediocridad, acabando la Liga dos veces consecutivas en el noveno puesto, la llegada de Unai Emery ha significado para el club que pueda volver a pelear con los grandes y que su afición se pasee con orgullo por Europa, pero, pese a ello, la figura del entrenador vasco genera una sensación de desasosiego generalizada que contrasta muchísimo con los resultados obtenidos.

Quizá esto va mucho más allá del eterno debate entre ganar o anteponer el jogo bonito. Hay muchos matices y en una ciudad como Sevilla resulta difícil dar una explicación convincente a cada una de las diversas opiniones que están en la calle. Como dato añadido al guiso, cabe destacar que en esta ocasión, tras la victoria poco o nada brillante ante el Celta, han sido los propios profesionales los que han reconocido que el nivel de juego no ha estado a la altura de un club grande y con aspiraciones como el Sevilla. Si Krychowiak se atrevió a pedir perdón a la afición a través de las redes sociales, el propio Emery reflexionó sobre lo que tiene que mejorar respeto a la imagen exterior su equipo a la vuelta de las vacaciones.

Pero lo más curioso de todo es que esto se produce cuando el Sevilla está firmando una de las mejores temporadas de su historia, sólo superada por aquella inolvidable campaña en la que, con Juande Ramos, la plantilla formada por Luis Fabiano, Daniel Alves, Palop, Kanoute o Javi Navarro peleó hasta la penúltima jornada incluso por el título de Liga. Los números de Emery superan incluso a los de la mejor temporada de Jiménez, cuando fue tercero y acudió a la Champions por la vía directa. Los 33 puntos actuales en 16 partidos (aún resta el duelo ante el Real Madrid) sobrepasan los 31 con que figuraba el Sevilla tras la decimosexta jornada en la temporada 08-09. Si bien el año mágico de Juande (06-07), un curso coronado con la primera UEFA y la Copa del Rey, la puntuación en 16 citas era de 36 puntos (2,25 por partido), no está muy lejos el coeficiente actual, 2,06 por jornada.

Además, la afición sevillista no se puede quejar de que en el Sánchez-Pizjuán no es tratada bien por su equipo, pues Emery ha conseguido que el Sevilla permanezca imbatido en su estadio desde febrero de 2014, hace once meses cuando cayó frente al Barcelona (1-4), completando una magnífica racha de 17 encuentros ligueros consecutivos invicto en Nervión, aunque habría que hacer la salvedad de que en marzo se coló una derrota ante el Betis en los octavos de la Liga Europa, luego remontado en Heliópolis. El Sevilla no permanecía imbatido ante su público durante tanto tiempo desde 1983.

En el trasfondo de todo este sinsentido subyace, aparte de un factor en el que evidentemente tiene que ver el equipo, como han reconocido los profesionales, un mecanismo de pura sociología que dice que las masas tienden a adaptarse a las situaciones con muchísima velocidad. Igual que en las dos temporadas en las que el Sevilla fue noveno el mensaje del club caló y el sevillismo supo entender que se trataba de un periodo de transición, en épocas de buena ventura la exigencia crece a una velocidad de vértigo.

Dicho esto, bien es cierto que habría que decir en descargo del cuerpo técnico y del equipo que no todas las victorias fueron con probeza de espectáculo, pues sin ir más lejos el Sevilla ha regalado a su afición en esta campaña dos goleadas por 5-1, una ante el Deportivo y otra frente al Granada.

Es bueno dar el aviso y exigir para llevar a una mejora (los protagonistas han reconocido que tienen que trabajar más para mejorar en el aspecto ofensivo), pero tampoco es aconsejable dramatizar, sobre todo si estadísticamente se está ante el segundo mejor Sevilla de la historia. De todas maneras, nadie se va a poner de acuerdo. Es un debate tan antiguo...

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