La estrategia gana al futbolín

Un Sevilla plano con un 4-4-2 imposible por el miedo a soltarse de sus medios centro halla petróleo en dos faltas colgadas al área · El empuje de Cala y las ganas de Luis Fabiano, lo único digno en ataque

Eduardo Florido / Málaga / Enviado Especial

11 de abril 2010 - 05:02

El Sevilla tuvo que recurrir a la estrategia, una de las mejores bazas de la era de Jiménez, para darle la vuelta a un partido que tenía una pinta muy fea. El 4-4-2 que pregona Álvarez como panacea de todos los males de este equipo se hizo imposible hasta que Cala, todo pundonor y personalidad, aprovechó un regalo de Munúa, en una deferencia de portero a portero tras el claro yerro de Palop que empinó un partido difícil. El Sevilla ganó, sí, pero demasiado pronto volvió a dar pelotazos ante la falta de personalidad de alguien en la medular que no tenga miedo a saltarse las líneas y dar el paso adelante ante la presión de un rival muy enardecido. Ni Lolo, artífice del triunfo con un soberbio testarazo (otra vez Dragutinovic), ni Renato ejercieron ese papel y la desconexión de líneas, en lo que también influyó la falta de precisión de Kanoute en los controles, derivó en un juego plano, sin dinamismo, sin pases interiores. Como en un futbolín. La estrategia lo arregló.

Defensa

Álvarez se decantó por Cala, un central diestro con buen toque de balón, para ocupar el puesto de lateral derecho. No quiso desvestir un santo para vestir a otro pasando a la otra banda a Fernando Navarro, quien en la suya fue el que más problemas pasó ante la movilidad de Baha.

El Sevilla apenas pasó apuros antes del 1-0, entre otras cosas porque el Málaga tenía muy clara cuál era su idea de partido: presionar, no perder la posición y esperar alguna conexión de Duda o alguna contra aislada. Pero en un saque de banda, muy bien estudiado por Muñiz, los movimientos de los atacantes dejan a Duda en buena posición para un centro chut peligroso pero parable. Palop no bloca y Caicedo marca.

A partir de ese momento, tampoco es que hubiera demasiados agobios, excepto en algunos contraataques pergeñados por el centro en los que ni Renato ni Lolo supieron cerrar la vía.

Ataque

Con la nueva apuesta por el 4-4-2 y pese al regreso de Jesús Navas, el Sevilla sigue adolenciendo de falta de personalidad en la medular. Ni Renato ni Lolo se atreven a sortear la primera barrera de piernas. Y eso va derivando poco a poco en la vuelta a excesivos lanzamientos en largo desde atrás para aprovechar la envergadura de Kanoute y Luis Fabiano. El problema es que Kanoute, agobiado por los barridos de Toribio y Juanito, no está fino en los controles. Jesús Navas es algo más incisivo que Diego Capel, pero no hay conexión entre líneas. Ante la nula llegada, sólo un centro del lateral Cala lleva peligro al área de Munúa. El cabezazo de Luis Fabiano, el más fino en el juego de espaldas, lo despeja el meta malaguista y ahí acaba el peligro sevillista en la primera mitad.

El problema se agudiza desde el 1-0, porque el Málaga para el partido constantemente y los medios siguen sin dar el paso adelante. Sólo Luis Fabiano parece tener imán en sus botas o su cuerpo para retener los envíos, pero está aislado y no conecta con nadie. Sin embargo, con el 1-1, el Málaga se abre, Renato da un paso adelante y Diego Capel y Jesús Navas. El Málaga da un paso atrás atemorizado y llega el 1-2.

Virtudes

No descomponerse y tener fe para empujar de uno u otro modo.

Talón de aquiles

El mal está ahí. El centro del campo sigue sin funcionar y Álvarez tardó en hacer los cambios.

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