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Una gran situación reducida de juego

  • El Betis supo adaptarse, en líneas generales, a la constante limitación de espacios propuesta por el Alcorcón, aunque le faltó contrarrestarla La conducción de Dani Ceballos, presa fácil

Pepe Mel se encontró en su debut un partido sin espacio, ahogado, empequeñecido... También lo esperaba, pues estaba cantado que el Alcorcón iba a proponer un fútbol de reducción de espacios que tejiera una gran red para que la mayor calidad de los jugadores del Betis no se pusiera de manifiesto sobre el terreno de juego.

No es que el Betis se atascara, es que resulta difícil desatascar este tipo de fútbol hoy en día ni aun teniendo a los mejores jugadores de la categoría. Les cuesta a los rivales de Primera cuando hay enfrentamientos de Copa, con lo que era fácil adivinar que al jugador que intentara conducir el balón (Dani Ceballos) lo iban a coser a patadas.

En los planteamientos de una sesión de trabajo en fútbol son habituales las llamadas "situaciones reducidas de juego", una limitación de espacios -mayor o menor según la intención buscada por el entrenador y con más o menos jugadores según los objetivos de la tarea- para fomentar diversos aspectos del juego. Fundamentalmente en el plano defensivo, que los jugadores crezcan en las recuperaciones e interceptaciones a base de entradas, cargas... así como presteza para salir de una presión alta o la creación de espacios con pocos toques como objetivo ofensivo. Se intuye que tanto Alcorcón como Betis ensayaron durante la semana este tipo de reducción de espacios, los madrileños con fines defensivos y los heliopolitanos, quizá predominando en lo ofensivo, pero también preparándose para la pelea y el cuerpo a cuerpo. Y ahí es donde el debut de Mel tuvo su mérito. No rehuyó el choque, se apretó bien, compitió en los duelos y se adaptó a la enorme situación reducida de juego que el Alcorcón, sin necesidad de conos, propuso siempre por todas las zonas del campo.

Defensa

Pese a que echó en falta una mayor presencia de N'Diaye, sobre todo en la segunda mitad, el Betis supo jugar con la escasez de metros. Individualmente, trabajó bien el concepto del balón dividido, el rebote, el fútbol directo, la segunda jugada... todo lo que no es agradable en fútbol, al menos que no entra por los ojos, pero que también es fútbol. Mel tuvo que recomponer el sistema defensivo tras la expulsión de Piccini, cuando ya pensó que, además, había que plegar velas porque se arriesgaba también a una lesión de Ceballos.

Ataque

No hubo frescura, pero es que no era fácil por la acumulación constante de rivales alrededor del balón y la presión anticipada y con ayudas a la recepción. En la primera mitad Piccini y Kadir se asociaron bien para sacar algún centro en la derecha, mientras en la banda contraria Ceballos y Rubén Castro intercambiaban sus tendencias para crear incertidumbre con las marcas en el rival. El joven utrerano fue creciendo en el partido, pero era más castigado conforme recibía más al centro. En el tramo final, ante tanto juego trabado, Mel buscó el golpeo de Pacheco, tanto en estrategia como en movimiento jugando a banda cambiada con Jorge Molina como faro.

Virtudes

Saber entender este fútbol también es jugar bien.

Talón de aquiles

Las armas para este tipo de cosas, el pase largo y el cambio de orientación, no aparecieron.

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