levante - sevilla · el otro partido

De momento, más fichajes que carácter e identidad

  • Emery hizo jugar en el Ciudad de Valencia a siete de los diez refuerzos del Sevilla, que, sin Banega, echó de menos un líder que impusiera la calidad. La esperanza llega de Italia.

El Sevilla de Emery anda buscando la identidad y ve cómo el tiempo lo apremia. La plantilla más cara de la historia del club está obligada a responder a la exigencia inherente a los elevados emolumentos que cobran sus jugadores. El listón que quiere subir el club pasa por eso, por traspasar al campo lo firmado en los despachos. Pero, de momento, jornada tres y dos puntos, el Sevilla es una sombra. En el Ciudad de Valencia, ante un rival claramente inferior, el equipo nervionense no fue capaz de imponer su neta superioridad. Le faltó un líder que hilara el fútbol que se les presume a tantos fichajes de relumbrón. También le faltó algún futbolista de peso, un pilar como Rami, por ejemplo, que diera confianza desde atrás, pero, sobre todo, echó de menos a Banega, el verdadero manijero de su fútbol. Y también más carácter, el que puso por ejemplo Immobile cuando saltó al campo y cuando reclamó un clamoroso penalti que pudo cambiar la noche... y las crónicas negativas.

El inicio del nuevo proyecto sevillista es una constante decepción. La frustración de Málaga creció con la dura derrota ante el Atlético y frente al Levante se apareció en toda su inmensidad el fantasma de la presión. Ponerse por delante en el marcador ante un rival entregado y con futbolistas de primer nivel internacional sobre el césped podría haber sido sinónimo de triunfo, por mucho que las bajas estén socavando al equipo en su base, la defensa. Porque al Levante le bastó con muy poco para sacar un puntito y, a decir verdad, la retaguardia no sufrió tanto como podrían anunciar sus numerosas bajas. El debut de Andreolli fue esperanzador, como lo fue el pique napolitano que sacó Immobile frente a la frialdad de Llorente. Carácter italiano.

Hasta siete de los diez fichajes realizados por la dirección deportiva utilizó Emery en Valencia, por pura necesidad o por mera determinación. A saber: Andreolli, N'Zonzi, Kakuta, Llorente, Konoplyanka, Immobile y Krohn-Dehli. Con Rami lesionado, sólo Mariano se quedó en el banquillo, mientras que Escudero, extrañamente, ni siquiera viajó entre los 20 expedicionarios, una decisión que cuando menos puede sorprender a tenor del nivel de Tremoulinas, que jugó a principios de la semana con Francia y no ha empezado el curso con un buen tono.

Con siete de los diez fichajes en el equipo, cuatro de ellos en el once titular, se pueden hacer distintas lecturas. La primera y más sencilla es que al equipo le falta todavía alcanzar el engranaje perfecto entre el sistema deseado y las nuevas piezas que han llegado para fortalecerlo. Pero sería un análisis simplista. Y engañoso, puesto que Monchi anticipó muchísimo la planificación y, salvo Llorente y Andreolli, todos los refuerzos han completado una pretemporada bastante temprana.

Con Banega ausente por la sinrazón de los horarios de la LFP, Emery decidió buscar otro juego, otro Sevilla, quizá condicionado por la necesidad de amortizar cuanto antes a Llorente. Obvió el fútbol por dentro, puso a Vitolo y Kakuta como extremos, no como interiores, en su banda natural, para buscar el juego exterior y el centro, y apostó por dos delanteros puros. Hasta que N'Zonzi duró, el Sevilla mandó y debió matar el partido. Pero ahí le faltó el necesario carácter de ganador. O le faltó la identidad que le da Reyes al juego interior. O el sello de un equipo por hacer. Le faltó de todo... y le sobró Iglesias Villanueva.

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