Un muro llamado Atlético (3-0)

Trofeo ramón de carranza

El Betis resiste con solvencia y criterio hasta la recta final, en la que los de Simeone tiran de recursos para golear. La versión con más teóricos suplentes plantó cara al campeón.

Rennella conduce la pelota con el portugués Tiago al fondo.
Samuel Silva

16 de agosto 2015 - 05:02

Quien hoy sólo se fije en el resultado se hará una errónea composición de lo que se produjo en la final del Trofeo de Ramón de Carranza. El 3-0 final resalta la cantidad de recursos que maneja Diego Simeone, que se acabó imponiendo con claridad pese a que pasó apuros durante gran parte del choque. Durante más de 70 minutos, hasta el primer gol que se originó en una jugada de estrategia, esa especialidad de este Atlético, el Betis enseñó virtudes como el orden, el empaque, la solidaridad de un grupo de jugadores que en su mayor parte parecen suplentes, pero que ayer tutearon a un conjunto colchonero con su once de gala.

La lección servirá para el futuro. En la máxima categoría, sobre todo ante los equipos del tren de cabeza, no te puedes relajar ni un instante si no te quieres marchar a casa con la cara pintada. En apenas 15 minutos de desconexión, y con muchos de los titulares sobre el césped, el Atlético tiró de recursos para lograr el definitivo 3-0.

Salieron los verdiblancos con las ideas claras. Con las líneas muy juntas y siempre contando con ayudas, el Betis cerró los espacios a un Atlético que no pudo sacar a relucir esa velocidad de la que hace gala en numerosos encuentros. No se encontraban cómodos los colchoneros, más habituados a buscar la espalda a sus rivales que a llevar el peso del juego, por más que Óliver y Koke no cesaran en sus movimientos para tratar de generar huecos.

Los de Mel fueron creciendo a partir de esa solidez defensiva y, sobre todo a través de Francis, incluso se repartieron el dominio de la pelota. El canterano, escurridizo y con descaro, no se amedrentó ni siquiera tras la tremenda entrada de Savic, que Fernández Borbalán solucionó con una amarilla pero que bien lo podría haber enviado a la caseta antes de tiempo.

Incluso el Betis pudo adelantarse en el marcador en sendos lanzamientos a balón parado. Vargas, auténtico especialista y encargado desde el primer día, realizó dos excelentes golpeos y, mientras el primero fue despejado con apuros por Oblak, el segundo sí encontró continuación en el testarazo de Xavi Torres, pero el meta esloveno realizó una magnífica intervención para desviarlo a saque de esquina.

Era un Betis más solvente que contra el Granada, aunque quizá algo falto de profundidad en su juego. Las imprecisiones de Portillo o Fabián no permitieron conectar con un Rennella que se fajó en solitario ante Giménez y Savic.

No cambió la imagen de salida tras el descanso. Incluso los de Mel colocaron una marcha más en ataque, lo que lo llevó a acercarse en varias ocasiones a la meta de Oblak. Eso sí, en la primera acción que el Atlético pudo imprimir velocidad, Griezmann enseñó los dientes con un disparo al larguero.

Ni siquiera esa acción intimidó a los verdiblancos, que continuaron metidos de lleno en la dinámica del partido. Con el carrusel de cambios, Mel intentó aumentar las prestaciones ofensivas de su equipo, pero entonces llegó la fatídica acción del minuto 74.

Tras un saque de esquina concedido por Jordi, Koke sacó en corto a Óliver, que se revolvió en el área y su centro encontró el perfecto remate de Giménez. 1-0 y el Atlético que ya sí se encontraba cómodo con ese encuentro más abierto. El Betis intentó remediar el resultado, pero salvo en una falta de Cejudo, en la que Xavi Torres casi alcanza el rechace, apenas hizo intervenir a Oblak. Por contra, Jackson Martínez primero y Correa después aumentaron la ventaja. Y es que este Atlético todavía es un muro demasiado poderoso para el Betis.

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