Si el martes fue Pepe Mel quien quiso trazar el mensaje del equipo para esta semana, ayer fue Iriney, primer capitán del Betis, quien compareció para apelar a la unión del grupo como elemento decisivo para revertir la situación. Ante la falta de argumentos futbolísticos, el vestuario quiere levantarse partiendo desde el esfuerzo y la entrega.
"Tenemos un grupo sano, una mezcla bonita y no podemos perder ahora la esencia. Todo cambia con sacrificio y cuando rompamos la racha habrá más alegría otra vez. Existe preocupación, pero el míster y la plantilla tenemos confianza y el club ha demostrado que también. Tenemos un mundo por delante y vamos a cambiar esto porque somos fuertes. Nadie nos ha regalado nada y vamos a dar la cara para quitarnos el nudo que tenemos en la garganta con una victoria", dijo Iriney, quien pidió tranquilidad: "Si no tuviésemos ocasiones, no corriésemos, sería preocupante. Pagamos caros los fallos y es momento de tener personalidad".
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