Rayo - Betis · marcaje al hombre

El reflejo de lo que pudo ser

  • Baptistao vuelve a Vallecas y acentúa su incapacidad para liderar un ataque de primer nivel. El Rayo enseña que, con poco, era ya suficiente.

Llegó para dar alas al Betis y ni siquiera logró usar las suyas. Leo Baptistao volvió este domingo al escenario en el que encontró el pasaporte hacia un club de nivel superior y enseñó tantas carencias que ni siquiera la afición del Rayo pareció arrepentirse por no tenerlo entre sus piezas tras pretenderlo en el mercado invernal.

Cerca del final del curso, Baptistao sólo anotó un tanto en este Betis en Liga desde su llegada cuando parecía convertirse en la gran apuesta de la revolución de enero. No lo fue. Mientras, el Rayo casi abrocha su permanencia sustentado por piezas que llegaron sin alardes de grandeza pero con números que sostienen la ejecución de una buena decisión.

Al Rayo no le hicieron falta grandes inversiones para lograr dar la vuelta a su situación. En las filas béticas, Adán mejoró las prestaciones de los otros porteros, N'Diaye dio consistencia a la medular y Baptistao...

No sólo los números se ciernen sobre la figura del brasileño. Su juego dista mucho del jugador que debía ser letal en su unión con Rubén Castro. Ayer, sobre el césped de Vallecas, no encontró nunca su sitio en el ataque partiendo desde el flanco diestro. Se topó con Nacho y éste le recordó que no es un extremo. Pero no es su único problema. Si encuentra espacios por el centro y logra adentrarse en el área, también demuestra ser una moneda al aire en el momento de definir.

Antes del descanso y con el 2-0 ya en contra, Baptistao encaró al portero rayista y lanzó un fuerte disparo que rozó el larguero. Se lamentó y miró al suelo ante los pitos de un público madrileño que ya había arrancado sus silbidos en el minuto 4 cuando había tocado su primer balón. Simeone lo dejó ir en invierno. Ni llegaba al nivel de un Villa sin ritmo ni tenía la calidad de un Adrián roto.

Pero el Betis pagó por un futbolista destinado a marcar diferencias y se encontró con una pieza de museo agradable de visualizar pero inútil en su rendimiento real. Calderón confía en sus recursos y ayer nuevamente se quedó sin ellos cuando el lateral rival tomó su matrícula y los centrales impidieron sus intentos por inventar un carril central.

Enfrente, no sólo tenía una afición que lo disfrutó, lo despidió y ahora lo pita por no acudir al rescate en enero y elegir el Betis. También hay un escenario que golpea al Betis duramente en la búsqueda de sus opciones. El Rayo es el reflejo de lo que pudo ser y no fue. Confió en su entrenador cuando menos esperanzas existían y cuando el Betis despidió al suyo. Confió en jugadores sin nombre y éstos respondieron. Larrivey y Bueno suman ya once goles cada uno. Rochina y Iago Falqué también anotaron tres tantos en este tramo de brillo impecable. Y Paco Jémez recoge los halagos cuando antes sólo esquivaba lanzamientos de dardos. Los números de Baptistao no lo descenderán a él. Volverá al Atlético.

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