Debe ser una auténtica paliza jugar frente a Llorente un rato: imagínense 100 minutos. El portento riojano, máximo goleador de este Athletic que ha cobrado ventaja sobre el Sevilla, goal average incluido, en su pugna por Europa, no vio puerta ayer, pero fue un incordio que la defensa del Sevilla supo frenar. Fazio, otro gigante con los mismos 1,95 metros de altura, fue el encargado de saltar y saltar junto a Llorente, con faltas, codos y fricción constante entre ambos, y realizó un digno papel, pero acabó siendo protagonista negativo del Sevilla. Su autogol, en la única jugada en la que se despistó ante el movimiento de De Marcos dejando pasar el balón, fue un infortunio más de este equipo al que la suerte no está respaldando en momentos clave. Se lesionó Negredo, Luis Fabiano también con una distensión de rodilla más que preocupante y Kanoute se convirtió en el mejor argumento, pero tampoco estuvo fino. Hasta tres ocasiones claras falló, algo inhabitual en él.

Kanoute recordó a aquel que, en su primer año, debutó en San Mamés marrando ocasiones de gol increíbles, realizando un falso esbozo de lo que ha llegado a ser luego. Y Llorente ganó el partido por desgaste. Escudé, el otro central que tuvo que fajarse con el riojano, con Toquero, Javi Martínez o De Marcos, también quedó retratado por un penalti absurdo y evitable. Los dos centrales realizaron un buen partido, pero quedaron señalados por esa tozudez con la que la fortuna está castigando al Sevilla.

El partido fue un ejemplo de lo que es una noche en San Mamés. Álvarez Izquierdo contribuyó con su dispar criterio para repartir las faltas a que hubiera muchísimos lanzamientos al área del Sevilla. David López buscó a balón parado constantemente a sus torres. Pero tanto Fazio como Escudé respondieron al acoso y derribo. Y el Sevilla contragolpeó y también bombeó muchos balones, pese a que Kanoute, que entró en frío, tardó en meterse en el partido por sus imprecisiones. Hasta 22 centros al área realizó cada equipo. Llorente y Javi Martínez se toparon con una gran defensa y también con un concentradísimo y atentísimo Javi Varas, que salvó a su equipo en la primera mitad. Kanoute, en cambio, no aprovechó las suyas, aún más claras, por no estar fino.

la banda derecha

El principal peligro del Sevilla llegó en centros de Jesús Navas y Martín Cáceres. El palaciego le puso un balón de oro a Kanoute en el minuto 49, pero éste cabeceó demasiado cruzado tras ganarle la partida a la defensa. El uruguayo le ofreció otra gran oportunidad, con un pase por abajo y al punto de penalti, y Kanoute metió su pie derecho, pero también salió fuera (minuto 57). Eso ocurrió poco antes del 1-0. El golpe del Athletic llegó cuando el Sevilla reaccionaba tras aguantar el tipo durante una hora, según el plan previsto. Cuando Kanoute por fin realizó un remate espectacular, Iraizoz evitó el empate con un paradón. Aún tendría otra el francés a pase de Jesús Navas: voleó fuera tras resbalarse. Para entonces, Llorente ya había hecho su labor de desgaste. Y salió ganador.