Qué es el ahorro improvisado y cómo esta tendencia gana enteros frente a la lista de la compra del supermercado: "Se trata de aprovechar el momento"
Un reciente informe revela cómo los consumidores españoles priorizan descuentos y ajustan hábitos, pese a la moderación de los precios en 2025
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España afronta en 2025 un notable cambio en la manera de llenar la despensa: comprar sin lista, dejarse llevar por las promociones y adaptar el gasto con agilidad son ahora mucho más habituales que las clásicas planificaciones semanales. Un informe reciente confirma lo que cada vez más consumidores notan en su día a día al acudir al supermercado: la improvisación guiada por la oferta se consolida como tendencia dominante en la alimentación.
El fenómeno, bautizado como "ahorro improvisado", responde a una nueva realidad tras años de subidas en los precios de los alimentos. Aunque la inflación se ha contenido y el IPC de productos básicos apunta ya al objetivo del 2%, las familias españolas continúan rastreando opciones inteligentes para exprimir cada euro destinado a la cesta de la compra. Según los últimos datos de uno de los grandes operadores de distribución, casi la mitad de los clientes —un relevante 47%— admite que su compra es ahora mucho menos planificada que hace apenas un par de años.
Lejos de suponer un gesto impulsivo, este cambio revela una adaptación consciente al contexto de los hogares en 2025. Comprar sobre la marcha, solo lo imprescindible y aprovechando ofertas puntuales ha desplazado al tradicional rito de preparar la lista, ante la incertidumbre económica y la necesidad de ajustar el presupuesto mensual.
El contexto de la transformación en la compra
Los últimos años, muy marcados por la escalada de los precios de la alimentación que comenzó en 2022 y se prolongó durante 2023 y gran parte de 2024, han dejado huella en los hábitos de los consumidores. La reducción de la inflación alimentaria en 2025 no ha frenado ese sentimiento de precaución ante el gasto. Las promociones, descuentos y precios especiales han pasado a ser factores clave de fidelidad al elegir supermercado. Así lo confirma el hecho de que, en la actualidad, 7 de cada 10 españoles sitúan el precio como principal criterio por encima de la cercanía o la variedad de productos.
En este nuevo escenario, el consumidor actual deja atrás grandes cestas de compra semanales o quincenales. Según el estudio, un 43% de los clientes admite preferir compras pequeñas y frecuentes —incluso a diario— mientras que otro 39% mantiene la periodicidad semanal. Los importes medios se mueven en una horquilla de entre 25 y 100 euros semanales por persona, lo que subraya la preferencia por ajustar el gasto al máximo en cada visita y aprovechar únicamente las ofertas más atractivas.
Nuevos hábitos en la cesta de España
La lógica de esta nueva era se basa en "aprovechar oportunidades de ahorro en el momento, según lo que el supermercado ofrece". Comprar hoy leche, mañana verduras y pasado una selección de fiambres económicos en promoción se convierte en la norma, en vez de esperar a reunir una larga lista de productos y afrontar un desembolso mayor pero menos flexible.
Los operadores del sector insisten en la naturaleza consciente de esta tendencia: no se trata tanto de gastarse más por impulso, sino de reconfigurar el método de compra para maximizar el ahorro. Atrás quedan los temores a la compra compulsiva; ahora se valora la capacidad de reprogramar el menú según lo que resulte más económico cada día.
Impacto generacional y perfil del ahorrador
El perfil del consumidor que apuesta por esta flexibilidad económica es muy heterogéneo, y afecta a casi todos los tramos de edad y sin distinción significativa entre géneros. Sin embargo, es la franja entre los 26 y los 45 años la que más intensamente adopta el ahorro improvisado. Entre los consumidores experimentados, especialmente a partir de los 46 años, gana peso la planificación previa y la previsión alimentaria: uno de cada tres mayores de 46 sigue fiel a la lista tradicional antes de cargar el carrito.
Los expertos en consumo anticipan que estas diferencias generacionales, si bien llamativas, tenderán a difuminarse si la economía española mantiene estabilidad de precios en los alimentos, pero las familias prosiguen con estrategias conservadoras en su gasto. La experiencia reciente deja huella y el miedo a futuras subidas no parece haber desaparecido en 2025.
Reflejos de ahorro en el día a día
Ejemplos cotidianos se multiplican entre clientes que, al buscar detergente o un paquete de yogures, dejan de lado la marca habitual y optan por la que oferta el supermercado ese día. Así, el stock en casa cambia semana a semana, y los menús también se adaptan a la improvisación del pasillo de ofertas: platos nuevos, ingredientes de oportunidad y productos que, sin descuento, quedarían fuera de la despensa familiar.
Esta técnica de compra no ha surgido de la noche a la mañana, sino que surge de una combinación de aprendizaje frente a la inflación, adaptación tecnológica (apps y comparadores), y el esfuerzo continuado por mantener el presupuesto bajo control.
Cambios en la relación con las grandes cadenas
Tanta relevancia ha cobrado el precio que, según los datos recogidos en la investigación, la lealtad al supermercado se basa en la capacidad de ofrecer gangas, más que en otros aspectos tradicionales. Las cadenas buscan así seducir a los clientes con descuentos recurrentes y promociones personalizadas, conscientes de que la compra improvisada es ya parte central del consumo en 2025.
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