El estreno del vacío
El Fiscal

Un día estrenamos el vacío. Habrá un Domingo de Ramos en que no estaremos en este mundo. Y no pasará absolutamente nada. Pero nada de nada. Sadrán las cofradías. O no, si hay lluvia. Pero hoy podemos decir que hace cinco años vivimos un Domingo de Ramos en que ocurrío eso: no pasó nada. Y sabíamos desde muchos días antes que no iba a ocurrir nada. Se suspendió la Semana Santa. Aquel día hicimos lo que pudimos. Acudir al kiosko a por el periódico y sorprendernos ante una portada que era una daga. El estreno del vacío. Nos llamamos por teléfono, pusimos vídeos, organizamos tertulias por videollamadas, pusimos la conexión directa con el Vaticano, bebimos y comimos, leímos, soñamos lo imposible, vimos a los militares por las calles, o directamente nos quedamos muchas horas en un silencio sobrecogedor. Aquellos días hicimos las crónicas más difíciles: contar que no había ocurrido nada, narrar la expectación frustrada de antemano. ¿Cómo se cuenta un Domingo de Palmas con el personal encerrado en sus casas? Lo hicimos. Lo soportamos. Fueron dos años sin Semana Santa. Pero la Semana Santa los cuenta por siglos. Y dos años no llegan ni a un cuarto de hora.
También te puede interesar