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Sevilla/Hemos tenido claro en los últimos años que el punto negro del Miércoles Santo estaba en la Plaza del Salvador al regreso de la Sagrada Lanzada y, sobre todo, de los Panaderos. Hemos sufrido en directo el mal ambiente que han soportado estas cofradías con un público poco interesado en la Semana Santa y dispuesto a disfrutar de una noche de trago largo al ser festiva la jornada siguiente. La noche del miércoles al jueves se ha ido encanallando en los últimos tiempos hasta que en una ocasión se produjo una reyerta en la calle José Gestoso, como bien recuerdan en la Policía.
Ahora tenemos que añadir un nuevo punto, pero más que negro cabría hablar de punto... vergonzoso. Porque se consolida el retorno de las Siete Palabras por una Avenida de la Constitución que a esas horas está repleta de basura y tiene la inconfundible banda sonora del cierre de las sillas de Quidiello, esa sinfonía que el Sábado Santo es pura melancolía tras el paso de la Soledad, pero que esa noche suenan a dardos en el corazón de los amantes de la cofradía del misterio romántico. No tenemos el gusto de conocer al señor hermano mayor de las Siete Palabras, pero hay que agradecerle que la reacción no haya pasado de un comunicado de protesta e indignación, porque cualquiera otro hubiera amenazado con razón con dejar a la cofradía en la Parroquia de San Vicente.
En el Cristo de Burgos andan moscas por ser los últimos. El Buen Fin se queda en el horario tempranero que no le gusta nada, ese que obliga a vestirse de nazareno con la tostada y el café recién tomados, cuando hay que reconocer que esta hermandad no tiene esa tradición. El Baratillo mantiene el prime time en el horario de paso por la carrera oficial, pero a la ida debe dar un rodeo nunca visto por Méndez Núñez, la Plaza Nueva y Tetuán (no pasa por el Santo Ángel) para facilitar el retorno del Buen Fin. O se supone que es con esa intención, al menos oficialmente. Todo indica que se han impuesto cesiones en los recorridos para que algunas cofradías no sean vistas como privilegiadas. Esto es, que no puedan mantener tanto el orden de paso como los itinerarios de siempre. ¡Que no haya hermandades que ganen en todas las parcelas! Se les ha hecho parecer que pierden o que, al menos, no lo ganan todo, para intentar contentar a las demás. Es una impresión de este Fiscal... Apliquen la misma regla de interpretación con las Siete Palabras. La hermandad de San Vicente mantiene el orden paso por la carrera oficial, pero es obligada a retornar por la inhóspita Avenida marcada por los residuos y con los señores operarios de Lipasam como testigos.
Son lógicos los enfados del Buen Fin, el Cristo de Burgos y las Siete Palabras, pero deben llevarnos a mirar más allá de una sola jornada de la Semana Santa. No podemos tenerlo todo, no podemos mantener las mismas condiciones cuando han crecido el número de cofradías, los nazarenos y el público de forma considerable en los últimos 30 años. Conviene tener altura de miras y valorar algunas soluciones que, por cierto, no serían precisamente novedosas si se consulta la historia. ¿Numerus clausus? Este Fiscal siempre se ha pronunciado rotundamente en contra, pero el recorte de nazarenos tiene sus defensores y sus argumentos. ¿Cambios de día de algunas cofradías? Siempre hemos estado a favor, pero hay opiniones ultraconservadores que verían estas medidas casi como un sacrilegio. Algunos que se pronuncian en contra deberían leer más. El caso es que un buen día se sumaron alegremente cofradías a jornadas que, no nos engañemos, se han quedado colapsadas porque, de hecho, ya estaban suficientemente cargadas. Pero entonces era impopular negarse al ingreso. El buenismo de entonces nos ha conducido a la Semana Santa de ahora, con las costuras rotas o casi reventadas, sin por ello dejar de reconocer que algunas incorporaciones fueron de verdadero chapeau.
Hoy hablamos del Miércoles Santo. ¿Pero que ocurre con las demás jornadas? Hay verdaderos problemas en cuanto alguna cofradía suma un retraso o en cuanto ocurre alguna incidencia. El Consejo acierta al tomar decisiones con celeridad y tener así los deberes hechos antes que acaben las pascuas de Navidad. En otros tiempos se dejaban dormir las problemas, se quedaban orillados de forma irresponsable. Pero hay que ir a más, hay que ser todavía más ambiciosos, tener luces aún más largas. Estamos creando unas nóminas donde hay cofradías de clase turista y otras de clase preferente. Y el caso es que ya sabemos que en España el tren ha perdido calidad, lamentablemente.
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