El patrimonio gráfico

Los traslados de la Virgen del Rocío en el archivo fotográfico de Martín Cartaya

Monseñor Amigo Vallejo le reza la salve a la Virgen del Rocío en el traslado de 1991. Monseñor Amigo Vallejo le reza la salve a la Virgen del Rocío en el traslado de 1991.

Monseñor Amigo Vallejo le reza la salve a la Virgen del Rocío en el traslado de 1991. / Jesús Martín Cartaya

Con las últimas luces de este domingo la Virgen del Rocío volverá al santuario de la aldea, templo del que salió el 19 de agosto de 2019 para ser llevada a su pueblo, Almonte, como ocurre cada siete años. La pandemia del Covid impidió que regresara en la fecha habitual, en mayo de 2020. Este traslado está lleno de ritos y costumbres que han quedado plasmados en la amplia colección de imágenes que el fotógrafo sevillano Jesús Martín Cartaya ha ido capturando a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.

Martín Cartaya (Sevilla, 1938) ha sido fiel testigo de las principales fiestas sevillanas, los hitos históricos y los cambios sufridos por la capital andaluza durante más de 40 años. Todo acontecimiento de esta larga época quedaba plasmado en sus fotos, las cuales han dado cuerpo a una colección que hace varias semanas fue entregada a la Universidad de Sevilla (US), que custodiará y estudiará tan importante legado. 

El historiador Álvaro Pastor ha sido uno de los principales analistas de este amplio repertorio gráfico. Lleva años dedicado al estudio de las imágenes de Martín Cartaya, entre las que destacan las dedicadas a la romería del Rocío. Coincidiendo con el regreso de la Blanca Paloma a la marisma, este profesor ha reunido un grupo de fotos que muestran varios traslados de la Virgen a Almonte entre 1963 y 1998. 

"Jesús hizo varios Rocíos con uno de los referentes en la fotografía sevillana, Luis Arenas, y también con Juan José Serrano Díaz, El Nene", apunta Álvaro Pastor, quien añade que Martín Cartaya comenzó a vincularse con esta fiesta en los 60. De esa década datan las primeras fotos de los traslados, aún en blanco y negro. Pese a que el color en este tipo de instantáneas empezó a emplearse en los 70, el fotógrafo sevillano no lo usó hasta la década de los 90 y no siempre, como se observa en las siguientes imágenes. 

Monseñor Amigo, a hombros

El arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, a hombros, reza la salve a la Virgen del Rocío en el traslado de 1991. El arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, a hombros, reza la salve a la Virgen del Rocío en el traslado de 1991.

El arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, a hombros, reza la salve a la Virgen del Rocío en el traslado de 1991. / Jesús Martín Cartaya

La primera de ellas es precisamente a color. Según apunta el propio autor, se trata del traslado de la Virgen del Rocío a Almonte en agosto de 1991. En ella se observa al entonces arzobispo de Sevilla, monseñor Carlos Amigo Vallejo (el capelo cardenalicio tardaría aún más de una década en llegarle), a hombros rezándole la salve a la Reina de las Marismas, vestida, como es habitual para estas ocasiones, con las galas de Dama Viajera, conocidas popularmente como de Pastora. La foto está tomada delante de la casa hermandad de Gines, donde el prelado dirige la oración. Una estampa muy similar a la que se pudo contemplar hace escasos días en Almonte con el obispo de Huelva, monseñor Santiago Gómez Sierra. Entre el grupo de personas que se encuentran en ese momento, destaca la presencia de Vicente García Caviedes, hermano mayor del Rocío de Triana por aquel entonces. Por cierto, cerca de la escena hay varios coches todoterrenos, algo impensable en la actualidad con las restricciones circulatorias.

La colocación del guardapolvo 

Las camaristas colocan el guardapolvo a la Virgen. Agosto de 1991. Las camaristas colocan el guardapolvo a la Virgen. Agosto de 1991.

Las camaristas colocan el guardapolvo a la Virgen. Agosto de 1991. / Jesús Martín Cartaya

La segunda foto es también de la Venida a Almonte en 1991. Retrata el momento en que las camaristas le colocan el guardapolvo a la Virgen. Lo hacen en un templete que se instala delante de la casa hermandad de Madrid, a pocos metros de iniciarse el Camino de los Llanos. Hasta 1984 a la Blanca Paloma se la cubría dentro del templo. Desempeñan esta tarea Ana y Carmen Morales, después de que en 1986 falleciera su madre, Ana González, quien cumplió con tal cometido desde 1926 y lo aprendió de su abuela, Anita Valladolid, a quien el cardenal Almaraz llamó "domadora de leones" por contener las ansias de los almonteños por portar a su Patrona en la coronación de 1919. 

La Venida de 1963

Las tres siguientes fotos pueden fecharse en el mismo año, 1963. Son las más antiguas de esta serie y, posiblemente, el primer traslado al que acudió Martín Cartaya con su cámara. La primera muestra un perfil de la Virgen delante del Ayuntamiento de Almonte, después de que le hubieran retirado el guardapolvo en El Chaparral y a pocos metros de entrar en la parroquia de la Asunción. Ya es por la mañana. 

La Virgen del Rocío delante del Ayuntamiento de Almonte. Venida de 1963. La Virgen del Rocío delante del Ayuntamiento de Almonte. Venida de 1963.

La Virgen del Rocío delante del Ayuntamiento de Almonte. Venida de 1963. / Jesús Martín Cartaya

La siguiente foto también está tomada de día. Podría tratarse del enclave aludido antes: El Chaparral, una zona de arboleda, situada a la entrada de Almonte, donde a la Virgen del Rocío se le retira el capote y el pañito que la protegen del polvo de las arenas en los más de 15 kilómetros que hay entre la aldea y el núcleo urbano del municipio. En la imagen se suceden sombreros, gorras y un tricornio de la Guardia Civil. Seguimos en 1963.

La Blanca Paloma tras ser descubierta en El Chaparral, agosto de 1963. La Blanca Paloma tras ser descubierta en El Chaparral, agosto de 1963.

La Blanca Paloma tras ser descubierta en El Chaparral, agosto de 1963. / Jesús Martín Cartaya

En estas tres imágenes la Virgen luce la misma indumentaria de Dama Viajera, con el Niño vestido de Pastorcito, ropaje que empezó a emplearse a partir de 1949. Para el último traslado a Almonte (2019) y la actual vuelta a la aldea usa sus galas de Príncipe, como era costumbre antaño. En esta foto la Blanca Paloma discurre bajo la catedral efímera que se instala en la Plaza de la Virgen del Rocío del municipio onubense. Se trata de la que realizó el carpintero almonteño Juan Muñoz Fernández y que se levantó para los traslados de 1949, 1953 y 1963, año del que data la siguiente instantánea. 

La Patrona de Almonte bajo la catedral efímera que se instaló en 1963 para su venida. La Patrona de Almonte bajo la catedral efímera que se instaló en 1963 para su venida.

La Patrona de Almonte bajo la catedral efímera que se instaló en 1963 para su venida. / Jesús Martín Cartaya.

La Virgen del Rocío de noche

El polvo de las arenas en el Camino de los Llanos queda plasmado en esta foto de 1991. El polvo de las arenas en el Camino de los Llanos queda plasmado en esta foto de 1991.

El polvo de las arenas en el Camino de los Llanos queda plasmado en esta foto de 1991. / Jesús Martín Cartaya

Martín Cartaya también capta la Venida de la Virgen de noche, en pleno Camino de los Llanos y con el guardapolvo cubriendo a la Patrona de Almonte. Una multitud de devotos se afanan por llevar sus andas por una senda de arena de la que se levanta continuamente la polvareda, un efecto que queda plasmado en esta fotografía, que muestra la dureza de este traslado, celebrado en 1991. 

La "plata" de la Señora

Otro de los ritos propios de esta tradición lo protagonizan las personas encargadas de llevar "el ajuar o la plata" de la Virgen, esto es, el equipaje para el viaje que la Blanca Paloma emprende cada siete años. Una costumbre que tampoco pasó por alto el fotógrafo sevillano, que captó en varias instantáneas a quienes portan tales atributos. En algunos casos se trata de auténticos retratos personales, como el que se muestra en la siguiente imagen.

Una almonteña llevando "la plata" de su Patrona. Traslado de 1998. Una almonteña llevando "la plata" de su Patrona. Traslado de 1998.

Una almonteña llevando "la plata" de su Patrona. Traslado de 1998. / Jesús Martín Cartaya

Tanto la foto anterior como la siguiente son de 1998, el último traslado de esta serie. Se puede fechar porque al estar tomadas en la Plaza de la Virgen del Rocío, ya en Almonte, se observan los arcos de la catedral efímera que, en estilo renacentista, realizó Juan Antonio Acosta para dicha Venida, como recoge Javier Coronel en su libro sobre los traslados. También se percibe un cambio en la indumentaria de quienes participan en esta tradición, mucho más deportiva y adaptada a un largo recorrido, acorde a los nuevos tiempos. 

Los encargados de llevar el "equipaje" de la Señora bajo la catedral efímera instalada en 1998. Los encargados de llevar el "equipaje" de la Señora bajo la catedral efímera instalada en 1998.

Los encargados de llevar el "equipaje" de la Señora bajo la catedral efímera instalada en 1998. / Jesús Martín Cartaya

La nueva camarista

Las camaristas de la Virgen le colocan el guardapolvo antes de adentrarse en el Camino de los Llanos en 1998. Las camaristas de la Virgen le colocan el guardapolvo antes de adentrarse en el Camino de los Llanos en 1998.

Las camaristas de la Virgen le colocan el guardapolvo antes de adentrarse en el Camino de los Llanos en 1998. / Jesús Martín Cartaya

La última fotografía es, de igual modo, de 1998 y va a color. Se trata del momento en que la Blanca Paloma es cubierta con el capote antes de abandonar la aldea. Luce sombrero de copa alta. A la camarista Ana Morales la ayuda en este privilegio su sobrina Carmen Rocío Vega. Una nueva generación (junto a su hermano) al cuidado de la Patrona almonteña y que Martín Cartaya testimonió con esta imagen. 

Una colección de imágenes que retratan el rito que este domingo se cumplirá de nuevo, cuando la Virgen del Rocío vuelva a su santuario, después de casi tres años de ausencia por culpa de la pandemia.

Será el pórtico de una romería que tantas veces se convirtió en protagonista del objetivo de Martín Cartaya, un sevillano que ha legado a la ciudad uno de los más valiosos archivos. Una joya del patrimonio gráfico.