El sigiloso pero constante avance de la sociedad le debe mucho a mentes preclaras como la de Inma Martínez, valenciana que es pionera tecnológica (trabajó en la introducción de Internet en los móviles) y científica de Inteligencia Artificial (I.A.). Asesora a nivel internacional a gobiernos (Reino Unido, España, Malasia y la Unión Europea), agencias internacionales (Unido, Unesco) y a empresas líderes sobre transformación digital. Es miembro del consejo asesor de la Secretaría de Estado para la Inteligencia Artificial del Ministerio de Economía y Transformación Digital del Gobierno de España.

–¿La inteligencia artificial es un modo de paliar la falta de inteligencia natural para convivir y progresar mejor?

–Es diferente. La inteligencia artificial surgió en los años 50 con los primeros ordenadores y el nacimiento de la estadística. Se trata de crear estrategias, planificación de escenarios. La única petrolera con un departamento de planificación de escenarios en los años 70 fue Shell y fue la única que se anticipó a la crisis de los 70, cuando la OPEP dejó de producir petróleo. Hay que enseñar a las máquinas a pensar. Pero las máquinas piensan de una manera distinta, hay cosas que un hombre seguirá haciendo mil veces mejor que un ordenador. El hombre, en su condición biológica, es más intuitivo y creativo.

–Vamos a trasladarlo, por ejemplo, a la agricultura, ahora que todo es sequía y subida de precios.

–Vengo precisamente de un congreso de agricultura con tecnología. Los proveedores de datos te van a aconsejar cuándo recoger una cosecha. Gracias a la I.A. instalamos sensores en el campo, al mismo tiempo pides a la Agencia Espacial Europea que te mande señales por satélite de esa parcela y hacemos maravillas. Recabando los datos puedes ver que la temperatura y la humedad van a subir hasta el punto de que aparezca una plaga, y tener margen para combatirla. La I.A. también te ayuda a fumigar sólo la parte del terreno que lo requiere, y así no te cuesta un ojo de la cara.

–Si hay un campo con transversalidad, es el de la I.A.

–Absolutamente. Desde las ciudades inteligentes a la industria del automóvil, la agricultura… Y va del sector privado al público. Me plantearon desde la UE si podíamos contar en Bruselas el proceso de digitalización y desde 2001, compagino el sector privado con el asesoramiento a Gobiernos. Hay parcelas que deben pertenecer siempre a la administración y es importante que estén al día de lo último.

–“Uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras”. Ese dicho me viene a la mente con el uso de datos en Internet.

–Tiene toda la razón. No tengo Alexa en mi casa. El móvil ya lo escucha todo. Desactivo el micrófono. En el momento que haces una story para instagram, tienes que conectar el micrófono. Y ya oyen todo lo que tú hablas. No hago vídeos. Cuando Internet era una cosa de friquis, nadie creaba una cuenta con su nombre verdadero. Vengo de esa generación.

–No les dice ni la fecha de nacimiento…

–Cuando me dice que la ponga, nunca les doy la verdadera. Sólo le doy mis datos a la Policía o al Gobierno. Al resto de la caterva… Sólo les digo que soy mayor de edad.

–Es que lo del uso de nuestros datos para traficar es un clamor.

–Si me garantizaran la ciberseguridad… Pero hackean cuatro o cinco veces al año Facebook… No tienes que poner dato alguno de tu pasaporte, eso pertenece al Gobierno. De hecho, te puede multar si los das, pertenecen a él. Mejor mentir como un bellaco.

–Urge una regulación.

–Europa es el primer mercado donde se está creando la regulación de los derechos digitales de las personas. En EEUU te roba los datos todo cristo. Yo suelo quedarme allí un par de semanas todos los años para ver a mis amigos, y si pago con mis tarjetas americanas, me llegan por correo las facturas de los helados y cosas raras de otras compañías. Mi banco vende datos a todos. En Europa empieza a no hacerse. Asesoro al Gobierno de Malasia sobre cómo se están haciendo las cosas en Europa sobre los derechos digitales.

–Un tema espinoso: la ansiedad que ya están provocando en los más jóvenes los móviles y las tabletas.

–La gente joven debe estar preparada para saber qué es lo bueno y qué lo malo, y reportar lo último. Se tiene que atajar porque ellos son carne de cañón. La Fundación Mozilla, de Firefox, tiene un proyecto específico para Youtube. Te bajas un plugin y en cada vídeo va a aparecer, arriba a la izquierda, una carita triste. Y si te sale algo raro, lo reportas dándole. Youtube es de 2005 y sus algoritmos están desfasados, son del tipo “la gente que compró este libro, también compró este” de Amazon. Cuando en 2016 Trump es candidato a presidir los EEUU, buscabas en Youtube un primer vídeo sobre lo que dijo el día anterior, el segundo vídeo te emitía un discurso suyo en Ohio, pero el tercero ya te saltaba a un contenido del Ku Kux Klan… Te pervierte.

–¿Cómo ve la candidatura de Sevilla a la Agencia Espacial Española?

–Es la confirmación de lo que Sevilla es, una Ciudad Ariane desde 2019, año en que se le concedió. Sevilla tiene industria aeroespacial desde hace años. El Ariane 6, que envía cargas al espacio, es made in Sevilla, está hecho aquí. Miro las otras candidaturas a la Agencia Espacial Española y ni punto de comparación. Que se la trajera sería un acto de justicia, tiene muchísimas credenciales.

–¿Llegará antes la igualdad entre hombres y mujeres o el disfrute del espacio?

–¡El disfrute del espacio! Una cosa obedece a la ciencia, la otra a la mentalidad castroja que sigue viendo a las mujeres como ciudadanos de segunda categoría. En 2026, muchas personas vivirán en la luna. Entre 2025 y 2026 se construirán una especie de iglús en la superficie lunar y habrá gente. Una estación espacial también dará vueltas a la luna. La NASA y la Agencia Espacial Europea avanzan en el proyecto Artemis y muy pronto volveremos a enviar astronautas a la luna.

–¿Y qué le dice que Sevilla sea capital europea del turismo inteligente 2023?

–No me sorprende, Sevilla está digitalizándose como hay que hacerlo.