Jorge González: "Los turismófobos sueñan con una vida de lujo"
Director de hotel
LEONÉS DE ESPETO. No sólo es obediente para posar sino que a él mismo se le ocurren ideas para ser fotografiado. Servir y ser útil es lo primero. Jorge González (1972) es un leonés de espeto que lleva 19 años dirigiendo el hotel AC Málaga Palacio y también supervisa el Querencia de Sevilla. Fiel a Antonio Catalán de toda la vida, parece ya un andaluz de pura cepa.
Pregunta.–Un leonés en Andalucía. No le preguntaré por la gestión de Mañueco. En su oficio no conviene entrar en política.
Respuesta.–Conviene observar y los comentarios, en privado.
P.–¿Qué es lo que no puede fallar en un hotel bajo ningún concepto?
R.–La limpieza.
P.–El AC Málaga Palacio cumple 60 años. Estaría por allí Paco de la Torre...
R.–Estaría jugando a las canicas en el solar...
P.–¿Cuál es la queja más extraña que ha recibido?
R.–Que había un espíritu en una habitación que se sentaba al lado del huésped. Le pasó a un cantante.
P.–¿Y el mejor agradecimiento de un huésped?
R.–De una clienta que salvó un camarero de ahogarse con un trozo de carne con la maniobra de Heimlich.
P.–El precio medio de una habitación en Marbella en julio fue de 375 euros. Las tarifas se nos han ido de las manos.
R.–Damos muy buen servicio en España, somos baratos.
P.–Nos gustan los hoteles en general, pero hay uno en cada esquina. ¿Morirán de éxito?
R.–Nunca. Habrá puntas pero cada vez hay más esperanza de vida, la gente se jubila siendo muy activa y se viaja desde más joven. Cuando yo tenía 20 años aspiraba a un camping y hoy mis sobrinos ya han visitado casi más hoteles que yo.
P.–Los turismófobos critican la gentrificación pero muchos prefieren vivir al lado de un hotel de cinco estrellas que de una corrala de vecinos.
R.–Los turismófobos sueñan con tener una vida de lujo y no pueden llegar a ella. Es el "me encantaría hacerlo, pero al no poder, me quejo". Todo lo que hay alrededor de un hotel se revaloriza.
P.–Me preguntan si es obligatorio hacer el amor en los hoteles.
R.–Datos no tengo, pero creo que es recomendable. La gente se desinhibe y da morbillo hacerlo en un sitio diferente. Bastantes niños se hicieron en mi hotel.
P.–¿Quién ha sido el huésped más cortés?
R.–Sin duda, Mario Vargas Llosa. Era muy educado.
P.–Cuente alguna extravagancia.
R.–No muchas. Casi todo es posible siempre que el cliente esté dispuesto a pagarlo. Me han pedido cambiar el mobiliario porque viene algún mandatario de un país o quitar referencias taurinas.
P.–Recuerdo con nostalgia cuando la entrada a la habitación era a las 12:00 y la salida también.
R.–Si la habitación no está lista a las 12:00 es porque el cliente está muy a gusto y la deja más tarde. Antes lo llamabas a las 12:00 y se iba rápido porque creía que le cobrarían un día más; ahora cuando aparece por recepción pueden ser las 15:00.
P.–¿No hay demasiados turistas en Málaga, Sevilla, Cádiz, Granada...?
R.–No veo saturación. Hay ciudades que tienen que aspirar a un turismo de calidad, menos turistas y que gasten más.
P.–Ante la crisis de fe actual, ¿no debería la Iglesia acordar con hoteles dejar una Biblia en las mesitas de noche?
R.–Perdón, usted no ha investigado sobre mi compañía...
P.–No tanto.
R.–Tenemos el Libro de Mormón y la Biblia católica por pertenecer al Grupo Marriott y por Antonio Catalán como presidente de AC by Marriott. Damos cobertura a nuestros clientes en cuestiones de fe. Cumplimos con todos los sacramentos...
P.–Prométalo: en sus baños siempre habrá bidé.
R.–Con el precio del metro cuadrado hay que rentabilizar espacio y se está perdiendo. Los que pasamos de los 50 somos muy defensores del bidé.
P.–Están de moda los 'roof bars' pero la terraza del Querencia es imbatible por la Catedral de Sevilla.
R.–Las terrazas son un bien necesario, un remanso de paz porque el centro de las ciudades es caótico, con un patinete, una bicicleta, un señor con un organillo, otro que vende un clavel...
P.–Sostiene que un director tiene que dormir al menos 30 días en su hotel. ¡Vaya ahorro!
R.–No, cuando duermo en el hotel no realquilo mi casa... El hotel tiene vida de día y de noche, un buen director debe saber qué ocurre siempre. He vivido casi siete años en hoteles, con ahorro, pero nadie de mi equipo me puede decir lo que pasa a las 22:00 porque lo he vivido: si hay ruido desde el exterior, si dormir enfrente de un ascensor es más o menos incómodo...
P.–Es casi igual de apuesto que James Brolin, el director de la serie 'Hotel'.
R.–Hombre, ya me gustaría ser Peter McDermott y tener a mi lado a Christine.
P.–Connie Sellecca interpretaba a Christine.
R.–Era fan de esa serie y de 'Vacaciones en el mar'. La vocación de servicio nació en mí a una temprana edad. Me acuerdo de muchos capítulos de las dos. Hay mucho de realidad en esa vida de hotel. He atendido a tres generaciones ya.
P.–Y le quedarán dos más.
R.–A este paso moriremos con las botas puestas.
P.–Como los trata a menudo, ¿los ricos también lloran?
R.–De otra manera, con menos sufrimiento.
P.–Si le pido precio para mi boda, ¿hasta cuánto le puedo arañar?
R.–Me cae muy bien, así que... Pero lo importante es la celebración de la boda, el precio es secundario.
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