José Moro. Bodeguero

“El vino saca lo mejor de nosotros, ahora más que nunca debe unirnos”

El bodeguero José Moro, en uno de sus viñedos.

El bodeguero José Moro, en uno de sus viñedos. / D. S.

José Moro (1959), hijo y nieto de bodegueros de Pesquera, enclave castizo de la Ribera del Duero, estaba predestinado a seguir la tradición. Pero lo ha hecho con una convencida permeabilidad a los nuevos tiempos, inquietud que lo llevó a ser, en 2019, el primer bodeguero de la historia en entrar en la lista Forbes de los cien empresarios líderes en innovación. El motivo, su apuesta por la transformación digital en sus viñedos. Hoy, su forma de hacer vino se ramifica como sus viejas cepas en Bodegas Emilio Moro, Bodegas Cepa 21 y, en su reto más reciente, los vinos del Bierzo que da la uva godello, tan de moda.

–En su libro “Si lo sabes escuchar, el vino te habla”, usted personifica al vino. ¿Qué le dice hoy, en estos tiempos tan difíciles?

–Si te paras a pensar, el vino nos ha acompañado en muchos momentos importantes en nuestra vida, y es porque, y siempre lo digo, el vino es capaz de sacar lo mejor de las personas, el vino une. Y ahora más que nunca debemos seguir unidos en torno a él, alzar nuestras copas y seguir brindando. Sólo con la fuerza que tenemos dentro podremos superarnos y demostrar que nada puede con nosotros.

–A las cepas hay que hacerles pasar “estrés hídrico”, no darle toda el agua que quieren para que busquen nutrientes. “Es un poco como criar un hijo, si le das todo lo que quiere, te sale tonto…”. Lo escribe en su obra.

–La vid es un ser vivo tan maravilloso como inteligente. Es una planta que crea unas sinergias con el entorno increíbles y que, con el paso del tiempo, sabe aportar matices a la uva que la hacen única. Pero efectivamente, nosotros debemos controlar que el curso de la naturaleza va por el camino correcto.

–España sigue siendo la principal productora en volumen, pero las ventas estaban cayendo ya antes de la pandemia. ¿Por los cambios de hábitos, la competencia de la cerveza u otros motivos?

–Efectivamente ha habido un cambio radical en los hábitos de compra del consumidor provocados por esta doble crisis que es tanto sanitaria como económica. El consumidor, por las restricciones, pasa menos tiempo en locales de ocio como bares o restaurantes y se ve obligado a adaptar su tiempo libre y desarrollarlo en su hogar. Pero como digo siempre, hay que saber transformar los problemas en oportunidades, y ver el lado “menos negativo” que en este caso es enorgullecerse de una sociedad que ha sabido amoldarse a la situación y adaptar sus rutinas a la coyuntura actual sin dejar de lado los pequeños pero a su vez grandes momentos de disfrutar del buen vino.

–Es probable que estemos hasta primavera bajo estas restricciones. ¿Puede ser peor que otra filoxera?

–No se pueden comparar situaciones, cada una tiene unas particularidades y esta en concreto no afecta al desarrollo de la vid, que es sin duda uno de los mayores activos de la bodega. La coyuntura actual nos obliga a adaptarnos, a ser ingeniosos, a no dejar nunca de innovar y buscar superarnos. Y eso depende de nosotros, no de la propia naturaleza. En este caso, nosotros hemos apostado por concentrar esfuerzos en tres canales de venta para adaptarnos a esos nuevos hábitos del consumidor de los que hablábamos: grandes superficies, HORECA (hoteles, restaurantes y cafeterías) y comercio electrónico.

–En su libro también resalta que la bodega del futuro debe saber afinar mucho en la venta on line. ¿Han percibido estos meses que la gente pierde el miedo a comprar a distancia? ¿Será un hábito que llegará para quedarse?

–Completamente, es un canal de venta con un potencial enorme y nos lo ha demostrado este año experimentando un crecimiento exponencial en nuestro caso. El consumidor creo que ya está habituado a las compras on line, que ahora ya son completamente seguras y muy cómodas. Además, en un sector tan tradicional como el del vino, hemos tenido que ponernos las pilas en este aspecto y centrar muchos esfuerzos en crear tiendas on line atractivas y respaldadas por un proceso logístico impecable.

Forbes lo distinguió como uno de los 100 empresarios más creativos del mundo por la transformación digital de sus bodegas.

–La innovación es clave para el desarrollo del negocio y la diferenciación, pero como decimos en nuestras bodegas, siempre debe ir de la mano de la tradición. El vino es un aprendizaje constante.

–¿No teme robarle el alma al vino con demasiado Big Data, o los imponderables climatológicos en el viñedo y la mano del hombre en la bodega protegen esa necesaria esencia natural?

–Para nada, todo lo contrario. La tecnología debe servir de herramienta para que el bodeguero, el enólogo y todo el equipo consiga tener a su disposición la información más completa para desarrollar el trabajo a la perfección, conseguir una mayor productividad y, sobre todo, una calidad en el vino absoluta.

–¿Es legítimo que un bodeguero, o winemaker, se sienta un artista?

–El vino es un verdadero arte que se construye a través de la inspiración que provoca la tierra, en nuestro caso la Ribera del Duero, y la pasión por transformar una excelente variedad como es la tempranillo en vinos capaces de emocionar al consumidor.

–De hecho, desplegó unos enormes murales en Times Square, Nueva York…

–Sí, fue para mí una de las acciones más emocionantes de mi carrera profesional, porque siempre hemos llevado por bandera la Ribera del Duero allá donde vamos, y verla reflejada a través de nuestros vinos en el corazón de la Gran Manzana fue todo un orgullo.

–Su espíritu innovador lo ha llevado de Pesquera al Bierzo. De la uva tinto fino a la godello. ¿Le ha movido más el corazón o la cabeza?

–El corazón, porque nada más probar la uva godello nos enamoramos de ella, pero también nos enamoramos del Bierzo, de una región maravillosa con un potencial increíble. Y quisimos sumar esfuerzos y dar todo el protagonismo que se merece a esta variedad y a esta región.

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