Sílvia Orriols, la mujer que puede cambiar el mapa político catalán

Las Claves

La alcaldesa de Ripoll, con un discurso ultra contra España y contra la inmigración musulmana, pesca votos a derecha e izquierda, sube como la espuma en las encuestas y multiplica por 10 sus expectativas electorales en el 'Parlament'

Sílvia Orriols, líder de Aliança Catalana, saluda a una independentista en la última Diada. / Quique García / Efe

05 de octubre 2025 - 06:01

Tiene 40 años, estudió Biblioeconomía y Documentación, no está casada pero sí emparejada desde hace 23 años con el padre de sus cinco hijos, cuatro chicas y un chico. Independentista acérrima, es alcaldesa de Ripoll desde 2023, y cuenta con un escaño en el Parlamento catalán. Se llama Sílvia Orriols y puede cambiar el mapa político catalán.

Días atrás, un periodista catalán acudió a una cena de amigos y compañeros, la mayoría de izquierdas, como él mismo. En la sobremesa, hablaron de la situación política. Ante su estupor, comprendió que eran cierto los rumores que le llegaban desde hacía tiempo. Entre los asistentes, dos votantes de ERC confesaron que en las próximas elecciones catalanas votarán a Aliança Catalana, el partido creado por Orriols. Otros dos, de Junts, confesaron lo mismo, y uno del PSC reconoció que se lo estaba pensando. Recordatorio: Orriols es acérrima independentista y abraza sin complejos las causas de la ultraderecha, la derecha más radical. Sin embargo, su capacidad de atracción alcanza a la izquierda.

Los últimos sondeos, publicados por La Vanguardia y CEO (el CIS catalán) coinciden en que Aliança Catalana podría pasar de 2 a 19 escaños, uno menos que ERC y que Junts. El partido de Puigdemont se deja 14 escaños en el camino. Vox sube 5 o 6, aunque por detrás de AC de Orriols; el PP prácticamente repite y el PSC perdería 4 o 5. La ultraderecha se hace muy presente, pero el avance más espectacular es el de Orriols.

Su hombre de confianza es un primo del ex presidente de la Generalitat Pere Aragonès, que siempre se movió en los círculos de la extrema derecha. Acaba de fichar para llevar la comunicación del partido a un conocido periodista de TV3, Eduard Berraondo, y también se ha incorporado el conocido cómico antiespañolista Toni Albá, que hace unas semanas se alegró del fallecimiento del ex presidente aragonés Javier Lambán. Orriols echa el anzuelo en muy diferentes aguas, siempre con éxito. Eso explica su crecimiento, que hoy es el asombro del mundo político de Cataluña.

Islamofobia sin complejos

Sus fobias las reparte por igual entre España y los musulmanes. Es la única política catalana que se niega a pronunciar una palabra en castellano, incluso si la entrevistan para un medio nacional o de otra parte de España. Se expresa siempre en catalán y no hace excepciones.

Su visceralidad contra los musulmanes se fraguó en Ripoll, una ciudad de Gerona de 10.000 habitantes con un 15% de población musulmana muy reivindicativa. Tanto, que un sector de la población aboga por restringir algunos de sus hábitos, y la alcaldesa anunció que prohibiría el uso del velo en locales municipales y escuelas públicas. Finalmente se vio obligada a retirar ese veto porque se anunciaban movilizaciones promovidas por los ciudadanos musulmanes que podían provocar enfrentamientos de imprevisibles consecuencias.

Sin embargo, fiel a sus principios que incluyen vincular delincuencia con la inmigración de origen musulmán, mantiene Orriols la prohibición de comprar alcohol o tabaco a partir de las 22:00, porque los considera hábitos que pueden conducir a desórdenes públicos. Su obsesión por mantener las calles libres de conflictos y garantizar la seguridad a cualquier precio, la impulsa a tomar medidas que ningún otro alcalde se atrevería por miedo a ser acusado de xenofobia. Orriols hace alarde de su escaso aprecio al mundo musulmán. O nulo aprecio.

En agosto de 2017, Cataluña sufrió el atentado más brutal de la historia reciente de España no vinculado con ETA: en Las Ramblas de Barcelona y en Cambrils, con 24 muertos y más de 150 heridos. El inductor fue el imán de Ripoll, y Orriols repite con frecuencia que no puede olvidar que el atentado se preparó en su ciudad. Allí convivían varios musulmanes en una casa en la que guardaban todo el material explosivo, y ninguno de los implicados dedicó el menor pensamiento a los ciudadanos que iban a morir en el ataque con coches-bomba y las armas blancas que estaban manejando.

El futuro de Cataluña que busca Orriols

Orriols ha encontrado el punto a una población catalana que lleva años sufriendo el desafecto del resto de España. Parte de esa población es sensible a ese desafecto, aunque otra la promueve llevada por sus ansias independentistas.

Más allá hay un hecho real que conocen allí mejor que nadie: Cataluña ha perdido peso económico, algunos de los emprendedores más brillantes y profundamente catalanes han decidido buscar nuevas sedes. Barcelona, la ciudad más europeísta de España a finales del siglo XX, más de vanguardia y más innovadora, se encuentra en franco declive, y su imagen internacional, a la que contribuye la vergüenza de un ex presidente fugado de la Justicia, ha decaído sensiblemente. Han cerrado miles de pequeños negocios, y Barcelona ya no es la capital de las grandes oportunidades.

Jordi Pujol, cuando era president y promovía un nacionalismo inteligente, no excluyente, tenía una posición muy clara respecto a la inmigración que empezaba a ser invasiva. Mientras en el resto de España preferían inmigrantes latinoamericanos porque se integraban mejor, compartían lengua, cultura y tradiciones con los ciudadanos con los que tendrían que convivir, él optó por que Cataluña fuera tierra de acogida de musulmanes. Y lo explicaba a quien quería escucharle: no sabían español cuando llegaban y, en su afán de adaptarse cuanto antes para encontrar trabajo y salir de la miseria, aceptaban las facilidades del Gobierno autonómico para aprender rápidamente catalán.

Se llegó así a un escenario de creciente población musulmana que hablaba árabe y catalán, pero no castellano. Y que gradualmente iba construyendo guetos en los que se relacionaban entre ellos y no con catalanes de origen e inmigrantes llegados de otras regiones españolas.

Coincidía aquella situación con una crisis mundial provocada en gran parte por atentados tan brutales como los de Nueva York, Madrid o Londres, y con una red perfectamente organizada vía internet para captar nuevos miembros para la lucha yihadista. Durante un tiempo Cataluña fue el principal foco del yihadismo en España, junto a las ciudades marroquíes cercanas a Ceuta y Melilla.

En ese ambiente creció Orriols y se gestó su profundo antiislamismo. Con el tiempo, dio con la tecla para convertirse en una líder en apenas dos años de actividad como alcaldesa y parlamentaria. Tanto, que ha atraído a votantes tradicionalmente de derechas, de centro y de izquierdas, a los que separa todo entre sí y une el respaldo a una dirigente que es más independentista y antiespañola que nadie, y que no tiene complejo de ser más antiinmigrantes y antimusulmanes, con la bandera de que así lucha contra la inseguridad aunque sea a costa de faltar el respeto a los a los derechos ciudadanos, iguales ante la ley sea cual sea su origen, religión o color de piel.

Ante las próximas elecciones, nadie duda de que Aliança Catalana va a protagonizar el Gran Cambio en Cataluña y mandarán a casa a una buena parte de las figuras políticas actuales.

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