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El 'dress code' de la Feria de Sevilla: un siglo de moda flamenca que se reinventa cada año

Las calles del Real se inundan de colores y volantes desde este martes en una auténtica pasarela de moda única en el mundo

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Sol y lluvia un día de feria / Juan Carlos Vázquez

Este martes las flamencas vuelven a pisar el albero de la Feria de Sevilla, que este año se ha metido bien en el mes de mayo.

Arranca una de las semanas más especiales para los sevillanos y se puede decir que es la única en que se ha de cumplir con un 'dress code' de lo más particular que comienza con la más elegante, con la cena del pescaíto, hasta el domingo 11 de mayo cuando acaben los fuegos artificiales.

El 'dress code' de la Feria de Sevilla

Desde el martes, las mujeres han de cruzar la portada bien vestidas, y acordes a la semana grande Sevilla, donde se intenta disfrutar del buen ambiente, de la familia y de los amigos no sin dejar atrás una indumentaria adecuada.

El traje de flamenca, desde sus orígenes en el siglo XIX hasta convertirse en un símbolo de identidad y estilo, ha tenido un largo recorrido a lo largo de la historia.

Lo que comenzó como la vestimenta de las mujeres del campo que acudían a las ferias ganaderas ha terminado siendo el único traje regional de España que sigue las tendencias de la moda y se renueva cada temporada.

Truco: el pequeño bolsillo bajo la enagua

Sevilla, como epicentro de esta transformación, ha sido testigo de una evolución que mezcla tradición, moda y vanguardia, aunque sí debe seguir una serie de pautas y se ha huir de complementos como bolsos, o gafas de sol.

Por otro lado, viene bien saber que es útil coser un pequeño bolsillo bajo la enagua del traje para guardar lo indispensable: horquillas, imperdibles y algún labial para retocar cuando las horas de bailen intenten apagar el brillo que este 'outfit' otorga a todas las mujeres.

Ambiente en el domingo de Feria en 2024 / José Angel García

Su origen se remonta al siglo XIX, cuando las mujeres de los campesinos y las gitanas que acudían a las ferias ganaderas lucían batas de faena con volantes.

Eran prendas sencillas, de algodón, pensadas para el trabajo, pero que comenzaban a adornarse con pequeños toques de coquetería: lunares, encajes y volantes.

Un atuendo para faenar en el campo

Esa estética popular fue captando la atención de las señoras de clase alta, que a principios del siglo XX comenzaron a imitar el estilo, llevándolo ya como traje de paseo durante las ferias.

La Exposición Iberoamericana de 1929 supuso un punto de inflexión, el traje fue oficializado como vestimenta típica de la mujer sevillana y desde entonces comenzó su escalada hacia el diseño.

A lo largo de los años 40 y 50, se mantuvo fiel a la silueta tradicional, entallada por encima de la caderas y con volantes en el bajo.

Ava Gardner en la Feria de Sevilla de 1950

En los años 60 y 70, los volantes se multiplicaron y los lunares se convirtieron en un símbolo inseparable del traje.

En los 80, triunfó el volumen y los colores vibrantes. En los 90, volvió la sobriedad, con líneas más limpias y tonos más clásicos.

Ya en el siglo XXI, el traje de flamenca ha vivido una auténtica explosión creativa: tejidos innovadores, espaldas abiertas, escotes más cerrados, trajes canasteros y todo tipo de tendencias.

Explosión creativa de lunares y volantes

Hoy, cada año, los diseñadores presentan sus colecciones en pasarelas We Love Flamenco, o SIMOF, el Salón Internacional de la Moda Flamenca, donde se marcan las líneas a seguir para la temporada de feria.

Al igual que ocurre en la alta costura, el traje de flamenca cambia de formas, colores y detalles cada primavera.

Esta capacidad para adaptarse y reinventarse convierte al traje en una expresión viva de la cultura andaluza.

Imágenes del martes de feria de 2024 / José Luis Montero

El traje de flamenca ha cruzado fronteras: artistas internacionales lo han lucido sobre escenarios y alfombras rojas, y su influencia se percibe incluso en colecciones de moda de grandes firmas.

De este modo, sin perder su esencia, este atuendo ha sabido dialogar con el diseño contemporáneo, conformando un motivo más para confimar que Sevilla es especial, y le da un toque único incluso hasta la forma de vestir para su semana más especial del año; algo de lo que pueden presumir pocos trajes regionales en el mundo.

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