Juan Miguel Podadera | Presidente de la Asociación de la Abogacía Joven de Sevilla

La Justicia, esa gran olvidada; la abogacía, la gran maltratada

Juan Miguel Podadera, presidente de la Abogacía Joven de Sevilla.

Juan Miguel Podadera, presidente de la Abogacía Joven de Sevilla. / M.G.

Lo que está pasando en la abogacía es insólito. Que todos los Colegios de Abogados convoquen una protesta es algo que rara vez se ha visto en la historia de esta noble profesión, y esto quizá es debido a que la justicia nunca ha gozado de tan mala salud.

Muchas personas, ciudadanos legos en derecho, y otros no tan alejados de nuestro ordenamiento jurídico nos preguntan "¿qué está pasando?". La respuesta es simple: estamos hartos. Hartos de que los mimbres del Estado de Derecho se tambaleen debido al mal funcionamiento de la Administración de Justicia. Este colectivo no puede seguir permitiendo que ejercer lo que en derecho a un ciudadano le corresponde suponga años de retrasos, con el consecuente desgaste emocional que esto conlleva. Desgaste emocional que el justiciable vuelca en nosotros, los profesionales.

Estamos hablando de víctimas que no son resarcidas, indemnizaciones que nunca llegan, despidos nulos, progenitores sin ver a sus hijos y un sinfín de problemas sin resolver. Por eso estamos en lucha, porque en nuestro código genético está defender la injusticia, y como ya dijo Séneca hace más de 2.000 años, "nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía".

No defendemos que este mal funcionamiento sea culpa de funcionarios de la Administración de Justicia, ya que eso es un tema aparte. Quien debe abordar este problema es quien tiene la competencia en Justicia, ya sea el Ministerio de Justicia o las comunidades autónomas.

La abogacía debe luchar siempre contra las injusticias, y la abogacía joven, a la cual representamos en la ciudad de Sevilla, debe ser reivindicativa. Somos un colectivo al que cuesta involucrar en los problemas sociales, ya que vivimos continuamente sumergidos en la problemática de nuestros clientes y nuestros despachos, pero nuestra paciencia ha tocado fondo y es momento de remar todos en la misma dirección hacia un fin común, que no es otro que mejorar nuestra profesión y solicitar la transformación de un sistema judicial colapsado. Pedimos dignidad para profesionales y justiciables.

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