Crimen de la maleta

El acusado de matar a Rosarito: "Me arrepentiré toda la vida, pero ya no tengo solución"

  • Las acusaciones destacan la "frialdad" y la "cobardía" de Antonio María Gómez, que mató a su mujer Rosarito en 2017 en Alcolea del Río y luego se deshizo del cadáver dentro de una maleta abandonada en un arroyo seco de difícil acceso

La sala donde se ha celebrado el juicio con jurado sobre el asesinato de Rosario Luna

La sala donde se ha celebrado el juicio con jurado sobre el asesinato de Rosario Luna / Salomón Cejudo

En la última sesión del juicio con jurado popular que enjuicia la muerte de Rosario Luna Barrera asfixiada por su marido en abril de 2017 en Alcolea del Río, Sevilla, las palabras que más se han repetido referidas al acusado, su marido, Antonio María Gómez González, han sido "frío" y "cobarde". Las acusaciones, que representan a la familia de la víctima, han destacado además la actitud "controladora" que mantenía con la víctima. Es más,  la fiscal explicó que en toda su experiencia en violencia de género "no me he encontrado una persona tan fría". 

Otro punto en común que señalaron las acusaciones, que piden 25 años por un asesinato con la agravante de parentesco y alevosía, es que el autor confeso del crimen no había perdido en dos años perdón ni mostrado arrepentimiento. Algo que sí hizo durante el uso de la última palabra durante la celebración del juicio con jurado. Antonio María Gómez González, pidió perdón y afirmó que sólo le queda "pagar mi culpa". "Me arrepentiré toda la vida, pero ya no puedo hacer nada", añadió.

Durante la presentación de sus informes al tribunal del jurado, tanto la fiscal como la acusación popular, ejercida por la Junta de Andalucía, destacaron la rapidez con la que actuó Antonio González en sólo dos horas y media "para ser algo que no estaba premeditado". En este tiempo mató a Rosario Luna, le cubrió la cabeza, metió el cadáver en la maleta y lo llevó a un paraje "a más de 20 minutos de coche del domicilio familiar", además de limpiar la casa, y ocultar al ropa de Rosarito. 

Respecto a la calificación de arrebato como atenuante solicitado por la defensa del acusado, la fiscal y la acusación popular destacaron con ironía "la casualidad de que los cordones estaban a mano para poder usarlos para asfixiar a la víctima".

Una mujer controlada

La acusación popular definió a la víctima como una mujer tremendamente controlada y sometida por su marido y que, "después de 17 años de matrimonio, no aguantó más y quiso irse a vivir con su famiia a Sevilla, algo que no iba a consentir Antonio".  Para la abogada de la Junta de Andalucía es "un crimen machista detonado por celos, que no se ha acreditado como móvil , pero sí el rechazo a perder la custodia de la hija en común. Su hija es suya aunque Rosario tenga que morir"

Sobre la atenuante de confesión que alega la defensa del autor del crimen, las acusaciones recalcaron que "nunca tuvo intención de confesar el crimen" y que lo hizo tras la orden de entrada y registro en el domicilio ejecutada por el juzgado de Lora del Río. 

Un abogado que trabaja el domingo

Y es que, hubo mucha ironía durante los informes finales. Una muestra, cuando el abogado que representa a dos de los hermanos de la víctima se preguntó qué abogado atendía un Domingo de Resurrección a su cliente, en referencia a la excusa que el acusado dio durante su declaración de por qué dejó a su hija en casa de una vecina. Según su testimonio iba a darle las pruebas de un supuesto envenanimiento al abogado.

"No actuó solo"

Rafael Ramírez García del Junco aprovechó el informe final para destacar el convencimiento de que Antonio María Gómez González "no actuó solo". Insistió en la existencia de una tercera persona, que salió en el informe de ADN durante el testimonio de dos guardias civiles en la vista oral. Una muestra "no identificada que el juzgado de instrucción limitó la línea de investigación".

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