Juicio con jurado

Uno de los acusados de matar a uno de los supuestos asaltantes a una finca en Utrera: "Estaba muerto de miedo y me tiré al suelo"

  • Los procesados por homicidio y tenencia ilícita de armas afirman que la víctima llevaba una escopeta

Los acusados con sus abogados en la sala del juicio

Los acusados con sus abogados en la sala del juicio / Belén Vargas

La segunda sesión del tribunal del jurado que enjuicia a los implicados en el supuesto asalto a una finca de Utrera donde resultó mortalmente herido uno de las asaltantes por un disparo de uno de los ocupantes de la parcela ha continuado con las declaraciones de los procesados. 

El acusado de disparar a otro hombre, que falleció unos días más tarde, ha declarado ante el tribunal del Jurado que cuando salió de la casa vio a su amigo A. M. G. tirado en el suelo, creyó que estaba herido "y que la persona que estaba en la valla lo iba a rematar". El acusado de homicidio, J. L. F. G. explicó que esa noche le despertó el aviso de la pareja de su amigo A. M. G. de que había alguien en la finca. En cuestión de unos 10 segundos, según J. L. F. G., vio al hombre subido a la valla, a su amigo en el suelo, cogió la escopeta y disparó.

"En ese momento pensé que el hombre se había asustado y se había marchado porque disparé y no apunté a nadie", continuó. Es entonces, cuando empiezan una serie de movimientos para, a través del peluquero de J. L. F. G. conseguir la escopeta con la que, supuestamente, se encañonó a A. M. G. y que se quedó en la parcela tras la huída. "Una mujer se puso en contacto conmigo y yo se la pasé a mi padre. No tenía intención de darle el arma hasta que no mejorase el herido, pero nos dijeron que estaba mejor y se la dimos".

A. M. G., el dueño de la parcela, que está acusado de encubrimiento y tenencia ilícita de armas explicó durante su declaración que sólo tenía dos plantas de marihuana y que se acercó hasta la tapia al escuchar un ruido metálico producido por una escalera, que no era de su propiedad, apoyada en el murete. Al acercarse para quitarla, se encontró a la víctima con medio cuerpo sobresaliendo del muro y "apuntándole con una escopeta". Afirmó que éste le gritó: "tírate al suelo o te mato" y disparó al aire. El "muerto de miedo" obedeció y ya en el suelo escuchó otro disparo, esta vez el realizado por J. L. F. G., su amigo. Inmediatamente salió corriendo y se metieron en la casa junto a sus respectivas parejas.

"Una vez que nos tranquilizamos, salimos y encontramos una escopeta en el suelo, encima de la escalera. Yo escuché que cuando se iban los asaltantes decían: que nos dejamos el arma", explicó A. M. G. Cuando entraron en la casa y abrieron la escopeta vieron que tenía cuatro cartuchos.

Respecto a la escopeta con la que se efectuó el disparo que acabó con el fallecimiento de la víctima, A. M. G. explicó que la compró ya modificada y que nunca la había utilizado. "La tenía desde hacía un año y medio porque cuando me fui a vivir al campo empecé a tener miedo por la noche". En cuanto a la desaparición de la escopeta hasta que fue requerida por la Guardia Civil, el acusado matizó que no la escondió, "sino que la guardé, pero sin ninguna intención".

Por otro lado el cuñado del fallecido, F. J. S. C., que está acusado de robo en casa habitada en grado de tentativa, explicó que se acercaron hasta el lugar del suceso porque percibieron "un fuerte olor a marihuana" mientras estaban cogiendo aceitunas de unos olivos "a unos cien metros". Además del fallecido, acompañaba a este acusado otro de los procesados, A. F. L. que reconoció ser entonces consumidor habitual de marihuana y que era capaz "de olerla a dos kilómetros".

F. J. S. C.  explicó que tuvieron que saltar una tapia para llegar hasta una parcela con naves colindantes al lugar de los hechos. Según su declaración, cuando se asomaron a la tapia, escuchó "dos tiros o más de dos muy seguidos" y a una mujer diciéndo "mátalo". Los dos acusados por robo en grado de tentativa dicen que no iban armados, aunque en las proximidades se encontraron cartuchos no disparados y bridas. 

Cuando disparan a la víctima, la dejaron en Urgencias del Chare de Utrera y abandonaron el lugar, según los dos acusados para avisar a la familia del fallecido. F. J. S.C. explicó que a pesar de la gravedad de las heridas no llamó a la Policía porque pensaba "que de eso se encargaba el médico". Explicó que al otro joven que iba con él la noche de los hechos la conocía desde hacía poco, "de pelear gallos en el viñedo". Los abogados defensores de J. L. F. G . y A. M. G., que son los que estaban en su casa cuando aparecieron los asaltantes, insistieron en preguntar por la razón por la que no dieron aviso a las autoridades del disparo hasta que falleció la víctima, diez días después del suceso.

Supuesto robo en grado de tentativa

En cuanto a su intención al llegar donde estaba la marihuana, los dos acusados de robo en grado de tentativa afirmaron que si no se hubieran encontrado con J. L. F. G. y A. M. G. , habrían robado la marihuana. En concreto, F. J. S. C. dijo al respecto: "si me hubiera dado lugar había saltado la tapia, pero no me dio tiempo, que quiere que le diga". Por otro lado, A. F. L. declaró ante el tribunal que "si no hubiera habido nadie, me la llevo".

Un escenario diferente

Este acuasdo, A. F. L., se ofrece a la Guardia Civil al día siguiente para inspeccionar el lugar de los hechos, pero en lugar de llevarle a la finca, hizo que los agentes se trasladaran a un olivar "porque no quería problemas ni denuncias". La pareja de este acusado es la que, según las defensas de A. M. G. y J. L. F. G. y la Fiscalía, se pone en contacto con el padre del hombre que efectuó el disparo fatal para recuperar una escopeta que, supuestamente, llevaba el fallecido y que no apareció durante la investigación del caso.  Algo que niegan tanto A. F. L. como F. J. S. C.

Además de los acusados, declararon ante el tribunal las parejas de A. M. G y J. L. F. G., que confirmaron en su declaración que el fallecido tenía una escopeta y que encañonó con él al dueño de la finca, lo que hizo que, a su vez, le disparara J. L.F. G.

Asimismo, el testimonio de los propietarios de las fincas colindantes confirmaron la existencia de sangre en la parcela del vecino, que explicó que por el lado de la parcela de A. M. G. tiene 2,70 metros, por lo que se explica el uso de la escalera. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios