Los opositores a notario tienen un gran aliado en Rafael Leña Fernández. Aunque él cuenta que disfruta de una más que merecida jubilación, sigue manteniendo contacto con su Academia, una institución que impulsó junto a su junta directiva cuando en 1981 era decano del entonces Colegio de Notarios de Sevilla. Quizá esa sea la razón por la que goza del privilegio de aparentar esa edad indeterminada que tienen los sabios, "estar rodeado de opositores y tener que estar al día de la legislación hace que mantenga la inquietud intelectual", asegura abriendo mucho los ojos, el único rasgo de la cara que la mascarilla permite apreciar. 

A todos los opositores les da un consejo: "hay que estudiar todos los días ocho horas, como un trabajo, porque tres meses antes de la prueba hay que apretar fuerte y si llevas mucho tiempo estudiando casi todo el día, cuando llega el momento estás quemado". Y a todo esto suma que deben tener un día de descanso a la semana y dedicar una hora al día al ejercicio físico.

Hasta la creación de la Academia, cada notario preparaba en su despacho a los opositores y Rafael Leña vio la necesidad de unificar criterios. "Empezamos como un servicio a los opositores. La Academia tenía tres secciones:biblioteca, conferencias y seminarios y preparación de opositores", recuerda. Actualmente hay una directora de la Academia, Carmen Vela, que también es preparadora y 31 notarios colaboradores. Ninguno de ellos cobra por las preparaciones. La Academia sólo cobra a los opositores que puedan hacer frente a este gasto, 100 euros en concepto de mantenimiento. Si el alumno no puede permitirse el coste, la propia institución les ofrece una beca de 180 euros.