Un hombre de 70 años aceptó este martes cuatro años de cárcel por abusar sexualmente durante un año de un vecino de 17 años que padecía un retraso mental y con el que se quedaba mientras su madre y hermano trabajaban.

Los abusos se prolongaron desde una fecha no precisada de 2017, cuando el chico era todavía menor de edad, y hasta el 2 de agosto de 2018, cuando la familia denunció los hechos.

El juicio no llegó a celebrarse en la Sección Séptima de la Audiencia porque el acusado José Luis R.S. aceptó cuatro años de cárcel, diez de libertad vigilada, doce años de alejamiento y el pago de 100.000 euros de indemnización. Previamente se enfrentaba a una petición de 9 años por parte de la Fiscalía y 14 de la acusación particular.

El procesado, que entonces tenía 68 años, era vecino del joven en un pueblo del extrarradio de Sevilla y “mantenía desde hacía años una relación de vecindad con la familia del menor hasta el punto de que disponía de las llaves de su vivienda y se quedaba con el chico cuando su madre y hermano se encontraban trabajando”, según el escrito de acusación al que tuvo acceso este periódico.

Cuando se quedaban a solas, el acusado hacía una serie de juegos que empezaron con cosquillas y fueron aumentando hasta llegar a  felaciones y penetraciones, según la Fiscalía.

El escrito de acusación indica que “el menor no podía contar nada de lo que estaba sucediendo porque el procesado le amenazó diciéndole que si se lo contaba a su familia les pasaría algo”.

El chico tiene un grado de discapacidad del 81% por retraso mental ligero, diferentes enfermedades,  pérdida de agudeza visual y un 69% de limitación de actividad.

En el examen médico a que fue sometido tras la denuncia se constató un eritema perianal así como “déficit intelectivo y retraso madurativo debido a  cromosomopatía. No tiene capacidad para prestar consentimiento de las relaciones sexuales”, según la Fiscalía. El acusado fue condenado por un delito continuado de abuso sexual.

Desde el 9 de agosto de 2018 pesaba sobre José Luis la prohibición de acercarse a menos de 300 metros de la víctima o de su domicilio y de comunicar con él por cualquier método.