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Literatura y pensamiento

¡Viva la ‘i griega’!

  • Las veintidós academias de la Lengua Española han optado finalmente por recomentar en lugar de prohibir u obligar

Marta Ferraro

Cuando en 1815 se eliminó la hache de la palabra “Christo” se desató una polémica parecida a la que surgió en noviembre tras el anuncio del entierro de la i griega. ¿Cómo vamos a llamarla “ye”? ¿Y el adverbio “solo”? ¿Ahora va sin tilde? No me voy a acostumbrar. Toda la vida corrigiéndome a mí mismo para ahora, a mis muchos años, darle la vuelta…Y no cuesta tanto, son sólo unos días hasta que te vuelven a zarandear. Porque las 22 Academias de la Lengua Española han optado finalmente por recomendar en lugar de prohibir. Los cambios que anunciaron en noviembre no son los mismos que se consolidaron el 16 de diciembre, en la presentación oficial de la Ortografía de la Lengua Española.

La reforma se ha llevado a cabo pero las reglas del “solo”continúan como antes y la i griega seguirá con su nombre entre la equis y la zeta. Ocho años han tardado los académicos de las dos orillas del Atlántico en encontrar un acuerdo para lanzar una ortografía panhispánica que recogiera la pluralidad y riqueza del español. Más allá del diccionario o la gramática, la ortografía editada por Espasa es la garantía de unidad del idioma porque aunque los usos de las palabras difieran por países, la manera de escribirlas es siempre la misma. Tres principios son los que han regido este esfuerzo por aunar las voces: la fonética, el uso y la etimología de las palabras. La tendencia marcada por los lingüistas es clara: simplificación sin despertar susceptibilidades. El cambio será gradual. Lo que en esta edición se recomienda pasará a obligatorio en futuros trabajos.

Ya hay algunos cambios en circulación. Los expertos del español han extendido su control, entre otros campos, a los soportes electrónicos. Muy conscientes del daño que hacen los sms a la ortografía, los académicos permiten ciertas licencias pero regulan también su código. Admiten la minúscula en mensajes sms pero no en el correo electrónico, donde se deben “aplicar con rigor las reglas ortográficas”. Cabe decir que 80 de las 800 páginas de la nueva Ortografía están dedicadas a las mayúsculas y minúsculas. Pierden altura los cargos y títulos nobiliarios y eclesiásticos: el “papa” y el “rey” van en minúscula mientras que los personajes de ficción con nombre compuesto como el “Gato con Botas” y la “Ratita Presumida” mantienen la mayúscula en todas sus palabras.

Otra de las modificaciones que más revuelo ha provocado es la desaparición de la tilde en los monosílabos, como “guion”, permitida en la última Ortografía del año 1999. Las tildes por ambigüedad, como en el caso de “solo”, han tenido que quedarse en sugerencia tras la oposición social surgida. Los ex estarán unidos a su pareja (“exmarido”, “expresidente”) pero se escribirán separados si hay tres en discordia (“ex capitán general”). La be alta, la be larga y la be serán opciones igualmente válidas para el hablante, lo mismo que la i griega y la ye, aunque los académicos advierten que fijarán en un futuro las denominaciones simples. Desaparecen del alfabeto la che y la elle y tendremos que castellanizar todas las palabras de origen extranjero, que como “sexi”, “pirsin” o “mánayer”, serán difíciles de digerir con los ojos.

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