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Menese | Crítica

Oro y cobre de un cantaor

  • La película biográfica de José Menese, que se estrenará en otoño, presenta las luces y las sombras del cantaor morisco

Fotograma de 'Menese', film dirigido por Remedios Malvárez, con el cantaor, derecha, y Francisco Moreno Galván.

Fotograma de 'Menese', film dirigido por Remedios Malvárez, con el cantaor, derecha, y Francisco Moreno Galván. / Producciones Singulares

El amigo y fotógrafo Pepe Lamarca, autor del mítico cartel del Olympia, entre otras icónicas imágenes del cantaor, señala que había en él una tendencia a la arrogancia, por lo que su pose era forzada, poco natural. "Había que dulcificarle la mirada", señala. Esta película reproduce imágenes míticas y otras más naturales, como esa en la que el cantaor posa al lado de Manuel Gerena: un Menese sonriente, relajado, con la persona como protagonista y el artista esperando turno. Eso, el testimonio de Lamarca y los ojos de Encarnación Gil son, acaso, lo más vivo de esta obra. Me han llamado la atención dos objetos de Gil: su alianza en el anular izquierdo y su delantal negro de regar las plantas. Hay mucho discurso congelado, mucho relato artificioso, mucha épica caduca, palabras gastadas, inevitables, como no podía ser menos tratándose de un artista que ha sido objeto de tanta reflexión. Pero también hay espacios de verdad, de naturalidad, de arte, de vida.

La nostalgia que encontramos en la película, en las declaraciones de algunos de sus protagonistas, incluyendo al propio Menese, es aquella que se refiera a esa época "dorada", que sin duda lo fue, en la que ellos eran jóvenes y poderosos. Es curioso que se añore precisamente aquello contra lo que tanto se luchó.

El capítulo más interesante la vida artísitica de José Menese (José Menese Scott, La Puebla de Cazalla, 1942-2016) es el de los años 60. Años de formación y de maduración. Menese es un cantaor prácticamente hecho desde sus primeros registros con Melchor de Marchena y su obra más duradera es la que registró con el mítico tocaor. Los primeros epés, que reeditó en 2001 El Flamenco Vive con el título de 20 cantes (1963-1975), nos lo muestran como un cantaor casi adolescente con una ferocidad vocal asombrosa, desgarrado y ambicioso, pero al mismo tiempo austero, pulido. Y con la guitarra asombrosa de Melchor de Marchena y sus silencios característicos. Por supuesto se trata del repertorio mairenista al que Menese se mantuvo fiel durante toda su trayectoria como cantaor. Por eso buscó como cómplice al guitarrista habitual, y favorito, de Antonio Mairena. No habría evolución artística en su arte sino simplemente la suma de nuevas y estupendas entregas discográficas, y nuevas letras, escritas por su mentor, Moreno Galván, en una de las obras jondas más extensos e interesantes de la historia del flamenco contemporáneo. A estos primeros epés siguieron los álbumes Cantes de José Menese (1965), Cantes flamencos básicos (1967), Menese (1968) y Renuevos de cantes viejos (1970) todos ellos con la guitarra de su admirado Melchor de Marchena.La última etapa de su vida, como señala Lamarca, como evidencian las actuaciones que recoge esta obra, como recordamos los que estuvimos en esa época en algún momento cerca del cantaor, en el escenario o detrás de él, fueron muy duros. Lamarca señala que Menese le confesó su deseo de morir cuanto antes, en uno de los testimonios más dolorosos que ofrece la obra. La película, dirigida por Remedios Malvárez con José Romero para Producciones Singulares, y que está participada por Canal Sur y la Fundación Cajasol y la Fundación SGAE, presenta un estilo moroso, pastueño, delicado, sutil.

La dicotomía dentro/fuera que subraya el pintor Patricio Hidalgo es la clave para entender todos los acercamientos a lo jondo: los intelectuales flamencos, que los hay, frente a los intelectuales que miran al flamenco desde las alturas. Esto se puede aplicar a la pintura, la poesía, el cine, la novela, el ensayo, la crítica, la danza, la música, el teatro, etc. Esta obra se mete en el flamenco para contárnoslo.

El film presenta dos momentos estelares en las actuaciones de Rocío Márquez y La Tremendita, que tienen la valentía de cantar en directo y sin red. En las entrevistas a estas jóvenes maestras ambas subrayan la necesidad de que el flamenco se asiente en el hoy. Justo lo contrario de la nostalgia huera de que hablábamos arriba. Y es que, pese a quien pese, lo jondo es un arte estrictamente contemporáneo que nunca, nunca, se ha dejado someter por normas ni modas, fórmulas o decálogos. Laura Vital, que compartió vivencias y el último disco de Menese, nos da su versión de la nana No te desveles con el lírico tres de Raúl Rodríguez.

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