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El régimen chino intenta dar ejemplo otra vez con la imputación de un ex líder

Bo Xilai podría ser condenado a muerte por los delitos de corrupción, soborno y abuso de poder

Tamara Gil (Efe) Pekín

26 de julio 2013 - 05:03

El ex líder comunista Bo Xilai, uno de los más destacados políticos del país de las últimas décadas, fue ayer acusado formalmente de corrupción, el último paso para que se celebre su juicio y, por ende, para que se cierre el peor escándalo en la política china desde Tiananmen.

El Tribunal Popular Intermedio de Jinan, capital provincial de Shandong (este), acusa a Bo de soborno, malversación y abuso de poder, tres cargos de corrupción por los que se enfrentará a un juicio en este mismo enclave del que no se ha concretado aún fecha, si bien se prevé inminente.

Como en otras ocasiones, fue a través de la agencia oficial Xinhua como se conoció la acusación formal a Bo, exsecretario del Partido Comunista (PCCh) en Chongqing (centro). "Bo se aprovechó, como funcionario público, de su cargo para sacar provecho y aceptó sobornos en forma de grandes cantidades de dinero y de propiedades", señala el documento de la acusación judicial recogido por Xinhua. En el escrito, además, se indica que Bo, hasta hace un año prominente político, "malversó una enorme cantidad de dinero público y abusó de su poder, perjudicando gravemente los intereses del Estado y del pueblo", unos crímenes que califica de "graves".

Bo, uno de los favoritos para ascender a los puestos más altos del Gobierno, escuchó por la mañana los cargos por los está acusado, además de sus derechos, y fue interrogado por los fiscales, según relataron los propios letrados a la agencia Xinhua. La defensa también pudo exponer sus opiniones ante el tribunal, señaló la agencia en una nota en la que no se especificó los argumentos de los abogados de Bo.

El anuncio del tribunal llega un día después de que el periódico South China Morning Post revelara que el juicio sería "inminente". Ese mismo diario señaló ayer, citando fuentes independientes, que Bo podría ser acusado de aceptar sobornos por 2,9 millones de euros y de malversar otros 600.000. Liu se apropió asimismo de casi 8 millones, según el dictamen de los tribunales.

Estas cantidades de dinero podrían penarse, según el sistema legal chino, incluso con la muerte, como ocurrió con el exministro de Ferrocarriles, Liu Zhijun, sentenciado este mes a la pena capital, aunque suspendida (en la práctica, conmutable por cadena perpetua).

No obstante, analistas y abogados del país descartan la posibilidad de que se dicte pena de muerte contra Bo. Bo Xilai, que saltó al estrellato por adoptar estéticas maoístas en la ciudad de Chongqing y su lucha contra las mafias locales, fue destituido en marzo de 2012, poco después de que su mano derecha, Wang Lijun, revelara sus prácticas corruptas y acusara a su mujer, Gu Kailai, de asesinar al empresario británico Neil Heywood.

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