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Cultura

ARCO se clausura con la esperanza de una recuperación en el sector

  • Los galeristas aseguran que han subido las ventas en una edición que no ha buscado polémicas y a la que ayudó la bajada del IVA.

Optimismo y esperanza eran las dos palabras que más se escuchaban al comenzar la 33ª edición de ARCO, que cerró ayer sus puertas con las expectativas cumplidas al haberse comprobado una paulatina recuperación del sector. Aunque sin echar las campanas al vuelo, como comentaban algunos de los galeristas, sí se puede afirmar que ha sido "una feria buena", en la que ha sido fundamental la presencia de los coleccionistas invitados por los organizadores. Este programa ha promovido que 250 coleccionistas extranjeros y 150 directores de instituciones, comisarios de bienales y otros especialistas hayan sido protagonistas de una feria que ha apostado fuerte por esta baza, a la que se destina un millón de euros del presupuesto total de 4,5 millones.

También ha sido importante para el sector la rebaja del IVA en el arte, aunque todavía existe mucha confusión y muchos consideran que es una farsa y una tomadura de pelo. Para Iñigo Navarro, de la galería Leandro Navarro, sin embargo, ha sido una medida que se ha notado en las ventas. Con un Picasso de 1.250.000 euros en su stand, por el que se ha interesado un coleccionista extranjero, considera que la rebaja "nos hace competitivos con el resto del mundo, lo que no éramos -recordó- el año pasado".

El galerista, al que le ha ido "mucho mejor que la pasada edición", es de los que valora el esfuerzo que ha hecho la organización por traer coleccionistas internacionales y aseguró que ha sido muy positivo. Además, la disposición a las compras de estos coleccionistas "ha provocado que los nacionales, a su vez, se hayan puesto en marcha".

El espacio de las galerías de Finlandia, país invitado de esta edición, ha sido de los más visitados durante las jornadas abiertas al público, en las que la búsqueda de obras polémicas es uno de los objetivos. En esta ocasión lo han tenido más difícil ya que una de las características de la feria ha sido su contención.

El momento actual no es el más propicio para arriesgar y así lo han considerado los galeristas, que han apostado claramente por la pintura en sus expositores, en los que, en mucha menor medida, se ha podido ver algo de fotografía.

Este es el caso de Juana de Aizpuru en cuyo espacio, uno de los más grandes junto al de Helga de Alvear, aparecían puntos rojos en una fotografía de Alberto García Alix o en un vídeo de Cristina Lucas. También sigue esta línea Helga de Alvear, donde lucían las ventas de dos grandes imágenes de Jane&Louise Wilson adquiridas por la Fundación Cristina Masaveu, junto a unas fotografías de Santiago Sierra también vendidas.

Lo que sí ha quedado claro es que estrellas de otras ediciones, como las instalaciones y el vídeo, han pasado a un plano relegado con escasos ejemplos como el de Congreso topless, del artista francés Yann Leto, un espectáculo de cabaret en la galería murciana T20.

Enfant terrible de ARCO, Eugenio Merino ha sido uno de los autores que más polémicas ha levantado y la prudencia de las obras presentadas en esta edición es un reflejo de la tónica de una feria menos sorpresiva y poco rompedora.

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